No era mi día. Ni mi semana, ni mi mes, ni mi año. Ni mi vida. –Maldita sea!
Me recosté de nuevo en la silla. Nacido para morir. Nacido para vivir como una rata acosada.
No era mi día. Ni mi semana, ni mi mes, ni mi año. Ni mi vida. –Maldita sea! Me recosté de nuevo en la silla. Nacido para morir. Nacido para vivir como una rata acosada.
No era mi día. Ni mi semana, ni mi mes, ni mi año. Ni mi vida. –Maldita sea! Me recosté de nuevo en la silla. Nacido para morir. Nacido para vivir como una rata acosada.
No era mi día. Ni mi semana, ni mi mes, ni mi año. Ni mi vida. –Maldita sea! Me recosté de nuevo en la silla. Nacido para morir. Nacido para vivir como una rata acosada.
No era mi día. Ni mi semana, ni mi mes, ni mi año. Ni mi vida. –Maldita sea! Me recosté de nuevo en la silla. Nacido para morir. Nacido para vivir como una rata acosada.
No era mi día. Ni mi semana, ni mi mes, ni mi año. Ni mi vida. –Maldita sea! Me recosté de nuevo en la silla. Nacido para morir. Nacido para vivir como una rata acosada.
Charles Bukowski
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