¡¡¡¡Maldito alcohol!!!!, fue lo primero que se escucho, entramos empujándonos unos a otros, la ceremonia ya había comenzado, imaginábamos que el de ahí enfrente era el profesor, se respiraba una gran seriedad en el ambiente y por ello nuestra interrupción fue bastante notoria, alguien de entre todos los escuchas menciono el “maldito alcohol”, para tratar de evidenciarnos, aunque lo deseáramos en ese punto ya era imposible ocultar nuestra ebriedad.
Esa declaración me molesto muchísimo, de la misma manera en que hubieran insultado a alguien de mi familia o se metieran con una persona querida, así, así me preguntaba ¿Por qué maldito alcohol?, era un completo idiota quien lo dijo, en todo caso era alguien que no sabe nada acerca de divertirse, bien por mí, después de todo sería un gorrón menos esa noche, una mano menos peleando por las cervezas.
Había que estar a la caza de las bebidas, persiguiendo a los meseros, todos lucíamos como pirañas, devorando el contenido de la charola, aventarse contra la masa porque no es permisible para la sed el quedarse ahí de pie mirando como se extinguen, ya de por sí a diario vemos como se sofocan nuestros impulsos primordiales, se mata la voz, se oscurecen los ánimos por el constante debacle, sí todo eso sucede, entonces el mostrarse impávido en este momento de llegar al extremo de todo es lo que esta realmente maldito, jodido idiota, lo sigo pensando y deseo madrearlo, escupirle en la cara, jodido idiota, no me canso de decirlo entre dientes.
Los demás tratan de hacer algo de relaciones humanas, vaya que nombre, eso también lo analizo, ja ja –humanas- lo decimos con una naturalidad –relaciones humanas-, cuántos años tiene el hombre sobre la faz de la tierra y es el momento donde no ha aprendido a llevara a cabo una real y verdadera comunicación con otra persona, ya no digamos la humanidad completa, si de verdad fuera el caso entonces de toda esta habitación que esta repleta, nadie estaría bebiendo, no habría razón de ser para las pirañas.
Deambulo tras el mesero, mis amigos ya platican con el profesor, bien por ellos, no entiendo un carajo de lo que esta expuesto en esta galería, imagino que de haber puesto atención al discurso de entrada, ahora tendría un puñetera idea de lo que quiso decir. Ahora me concentro en la palabra –quiso- es algo muy cómodo usarla, veamos ejemplos:
lo que quiso decir
lo que quiso pensar
lo que quiso creer
esos son los más usuales, pero me agradaría más:
lo que quiso desear
lo que quiso amar
lo que quiso extrañar
Me detengo en una esquina de la habitación, es un hecho, ahora si puedo afirmarlo, estoy completamente ebrio, no soy el único, reconozco a unos hermanos a los que nos pueden aplicar el de –lo que quiso tomar-, enfrente de mí hay un pequeño grupo de personas, todas alrededor de una chica gótica, se ve realmente siniestra y sensual con su cabellera roja, con esos piercing en el labio y en las cejas, todos esos anillos, la medias de red envolviendo sus piernas, la multitud embelesada, buscando un pretexto para hablarle, yo no, sigo aquí de pie, no puedo decir que firme porque todo se mueve, decido salirme del cuadro, en mi interior continúa el deseo de seguir bebiendo.
Gastón llega a jalarme de una manga, me dice que Oyuki se ha largado y no le aviso a nadie, ahora no tenemos auto para movernos de ahí, la pareja de tórtolos con quienes llegamos también han hecho lo propio, me dice que estaban tan calientes que no le sorprendería que se hubiesen ido a coger en un callejón de los que aquí abundan o al parque cercano, después de todo es de noche y eso siempre ayuda para los que nos gusta portarnos como se nos viene en gana.
La idea de irnos al parque no es mala, esto de aquí se esta muriendo a excepción de la pelirroja, que a pesar de mi estado etílico, me genera una de esas erecciones personales, esa mujer es realmente salvaje, pero en fin, en mi interior se crea también un vacío en mi estómago, no es una punzada, es más bien como cuando te duele respirar, así, simplemente con el estar continúo se percibe el malestar, Gastón menciona que aún le queda un poco del cigarro, que nos escondamos en el parque, aunque nos desearan asaltar ahí, lo único que llevamos es un poco de mota, estaremos ilesos, pero lo que más me agrada, es la idea de aumentar la desconexión.
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