miércoles, 10 de septiembre de 2008

calling in the morning

Después de varios días sin que recibiera respuesta de Ella hacía la carta que le escribí, me llamó de mañana, aún estaba dormido en el momento que sonó el teléfono, lo cogí y de inmediato preste atención a la voz que decía – He pasado muy mala noche, no soporto más esto, son chingaderas, por favor vamos a vernos, ¿en cuánto tiempo llegas a la estación del metro?- contesté que en 20 minutos, para ella era demasiado tiempo, pensaba en posponer nuestro encuentro, le dije que sí de algo servía, lo acortaba a 15 minutos, me apuraría lo más posible, ella acepto.
Cuando llegué a la estación la observe sin una expresión definida, la salude, nos dimos un abrazo, le pregunte acerca de cómo estaba, no hubo respuesta, nos subimos en el siguiente tren, arriba seguía sin hablar mucho, mirando hacía la calle, veíamos pasar los autos, los demás pasajeros sumergidos en lo suyo, tímidamente le coloqué mi mano en su hombro, ese pequeño detalle hizo que se arrojara a mis brazos, volví a preguntarle por lo que había pasado, y nada, silencio, únicamente deseaba que la abrazara.

La llamada de teléfono había sido a las 7:30 de la mañana, hacía mucho que no me levantaba a esa hora, en ese momento no tenía menor idea acerca de que lugar era bueno para ir a desayunar, ya no insistiría en que habláramos en un lugar así, lo mejor es con el estómago lleno, así que llegamos al centro, algo me hizo detenerme ahí, a esa hora y en Domingo el lugar no lucía lo demencial de siempre, además se sentía algo de frío, lo suficiente para darme cuenta que apenas y se había vestido, debió de ser una pelea de la nada, todo apresurado para que simplemente se sobrepusiera esa blusa blanca con el suéter negro, existía en todo el ambiente un sentimiento extraño, no encontré la manera de definirlo, una especie de duelo, de tristeza en el aire que me era imposible emocionarme, calentarme con esos pezones tan a la vista, mi enfoque estaba en seguir pensando lo que había pasado para que me llamará así, después de tanto silencio.

Caminamos dando de vueltas, sin ir a ningún lugar aparente, entonces comenzó a hablar, para ese momento ya suponía que estaba saliendo con alguien, lo que ahí me confesó fue el hecho de estar viviendo con esa persona, no expuso cuales eran las ideas que la habían llevado a su casa, pero en ese momento ella no sabía sí regresaría, estaba cansada de compartir el techo con alguien que fuera tan frío, a veces uno supone que las cosas con el tiempo cambiarán para mejor, que uno tiene ese poder, sin embargo tropezamos con un enorme muro cuando vemos que mientras más pasa el tiempo, las personas son más como ellas mismas.

“Aún estaba dormida cuando de pronto entro el perro a nuestra recámara, qué manera de despertar es esa, que ese animal se te eché encima; antes de dormir, cuando todavía era de noche, empecé a besarlo, y lo sentía muy apagado, comencé a quitarme la ropa para encenderlo, de esa manera no habría falló, pensé, pero de verdad pensé mal, porque casi me avienta para atrás, me dijo que otro día mejor, que ya sé que hoy tiene que levantarse temprano, que tengo que comprender esas cosas… me sentí humillada ante eso, ¿qué no soy lo suficientemente bonita para hacerlo olvidar que se tiene que levantar temprano, no estoy buena cómo para que me desee así como así?.. Todavía trate de ponerme en su lugar, que tuvo un día complicado, que lo mejor sería al despertar del día de hoy, así que una vez que noté que estaba dormido, me desnude por completo, y así me dormí, cuando abriera los ojos hoy por la mañana y me sintiera así, me encontrará así, todo sería mejor que anoche, pero no.
Abrió la puerta de la recámara, el perro entro juguetón como siempre, de antemano reconozco que el animal no tiene la culpa, pero se sube a la cama, me espanta y hace que me levante de un brinco, a él solo le da risa, juguetea mas con el perro, le da de besos en su hocico, este lo lengüetea en la cara también, más risas, y de pronto voltea a verme a mí para decirme – no te quedes ahí parada, tápate con algo, te va a dar un aire o algo- imagino que dirás que estoy loca, que ya estoy muy grave, pero sentí muchos celos de su perro, pareciera que lo quiere más a el que a mí. Tomé mi ropa, me la lleve al baño y cuando estaba empezando a vestirme te llamé, ¿cómo ves?”

Ahora era mi turno, antes de decir algo más me apresure a decirle que no estaba loca, imagino que muchos podríamos sentirnos de una manera similar, tome unos segundos más para preguntarle la razón de porque vive con el, su respuesta fue muy concreta: porque lo quiere.

“Lo quiero mucho, pero también estoy muy sentida, han sido ya demasiadas cosas, el único problema es que siento algo de miedo, pienso que sí salgo de ahí nadie más va querer estar conmigo, debo de reconocer que no soy muy bonita, por ello es que no se emociona por verme desnuda, tal vez soy un espanto para él, quisiera preguntarle que es lo que le gusta de mí, pero que no me responda lo mismo de siempre, que le gustan mis ojos o mis labios, quiero saber que le atrae de mi cuerpo, pero no se lo preguntaré, yo ya sé la respuesta, estoy confundida, no sé que vaya a suceder, debo de hacerme a la idea que esa es la suerte con la que me toco vivir”

Respondí que no debe de cerrarse las puertas ella misma, cómo puede estar segura que nadie más va a querer estar con ella, que… -entonces me interrumpió para repetir algo parecido a lo anterior, se empezó a enfrascar con lo mismo y sin que lo tuviera pensado me avente de nuevo-

Momento, sabes que yo te quiero mucho, habrás leído la carta que te escribí, puedes imaginar que desearía de verdad estar contigo, lo que siento no es algo pasajero, es real y es muy fuerte, me ha sido algo complicado escuchar esos detalles acerca de desnudarte ante el, de dormir y despertarte con alguien que no te quiere. –Entonces me quede callado, pensé en que cometí un error al decir a rajatabla que su amor no era correspondido, yo no soy nadie para echarlo así como así a la cara-

“Mira entremos aquí de una vez a desayunar” –esa fue su siguiente respuesta, preferí quedarme callado, sí aún tenía la intención de que compartiéramos la mesa y los alimentos era porque después de todo no había cruzado completamente la línea-

“Si estamos todavía sentados como la gente normal, revisando el menú para ver lo que vamos a pedir, es porque yo también siento algo por ti, no lo puedo negar, la pregunta que te hago es ¿qué vamos a hacer con esto?”

No necesite mucho para pensar en lo que deseaba hacer, pero sabía que al decir esas palabras todo podría sonar como una locura, ahora era yo el que temía de lo que fuera a pensar, no era para nada algo a la ligera aunque pensará decirlo tan concreto, la idea estaba en mi mente, mi estómago comenzaba a sentirse raro de los nervios, la sensación de que faltaba aire en el lugar estaba apareciendo, no quería sufrir un ataque de pánico sí lo seguía barajando en mi mente, así que lo solté:
- Ven conmigo, a mi departamento, vivamos juntos-

“Así que vas muy en serio, entonces sabes que no es nada fácil lo que me pides”
- Porqué debería de ser complicado vivir con alguien, sobre todo sí los dos nos queremos, te sonará muy trillado, pero las palabras no alcanzan para describir todo lo que siento por ti, cuanto deseo estar contigo, ¿quieres saber que me encanta de ti?, tus caderas, tus piernas, no imaginas lo que haría con ellas, conmigo el problema sería el contrario al de ahora, creo que llegaremos al punto en donde me digas que me dé una ducha con agua fría, quisiera pasar todo el tiempo contigo, encerrarnos en el departamento y todo el día hacer el amor, llenar el refrigerador de helado, algo nada complicado de comer, nada para perder el tiempo cocinando, pero lo suficientemente bueno para recargarnos de energía y poder seguir en nuestro acto entre las sábanas, ahí nada más importaría, el circo y los problemas de siempre serían cosas pequeñas, cree en mí, vamos a vivir juntos, es lo que te pido de nuevo-


“Vamos a comer”

Se cambio el tema mientras comíamos, al final se hizo un silencio y me hacía pensar en un millón de cosas, hasta que por fin dijo que tenía que poner las cosas en calma, pensar mucho, en unas cuantas horas todo se movía a una velocidad increíble, todo podía ser distinto, eso le emocionaba, pero también le daba miedo.
Salimos del restaurante y antes de que le preguntara lo que deseaba hacer, me dijo que lo mejor era que nos despidiéramos, se sentía complacida por ver que yo deseaba vivir con ella, también sonrojada por las otras ideas que había dicho, pero que ella quería mucho con quien estaba, que iba a seguir luchando en esa relación porque de eso se trata, no rendirse a la primera, a la segunda, a la tercera, al la que fuera, y cuando intentaba arremeter me puso la mano en la boca para silenciarme, para decirme que yo no lo entendería, que sí todo lo que yo dije era real acerca de la intensidad de mis sentimientos, entonces era un error haberme buscado para hablar de todo ello, ahora lo mejor que podíamos hacer era separarnos y dejar de vernos durante un tiempo.

Me sentí como un gran imbécil, un imbécil desarmado, porque ya no pude articular palabra después, me quede ahí parado en la calle sin saber que pensar, es verdad, todo paso a una velocidad increíble, hacía unos días que pensaba en lo que pasaría con lo que escribí, hace horas que me llamó, hace minutos que hablábamos allá dentro y nada lucía muy grave, y ahora todo se esfumaba. Desconozco el tiempo que pase ahí de pie, estaba en shock, cuando volví un poco en mí, los deseos de romper a llorar como niño eran demasiado fuertes, era momento de largarme de ahí, de volver al departamento.

En el camino seguí maldiciéndome de la manera usual, criticándome la ingenuidad con la que actué, me desvié para casa de Lavezzi, una vez ahí le dije que me acompañara a hacer una apuesta, no tenía planeado contarle nada de lo ocurrido, pero el ir a jugar unos dólares es algo que siempre me ayuda a borrar cosas de mi cabeza, pero no quería ir yo solo, hablamos de cosas cotidianas, o sea de nada, pero en estos momentos la nada es muy preciada, la nada es buena, llegamos al lugar y había fila para hacer las movidas, aún debatía un poco acerca de a quien apostarle, sí Potros u Osos, era un hecho que los primeros ganarían, ¿pero superarían la línea de puntos? Al fondo había televisores con carreras de caballos, los gritos eran bastante audibles en todo el lugar, en ese momento mi móvil timbró de nuevo y era Ella, contesté el mismo y me dijo:

“No quise ser muy dura contigo con eso de que sí de verdad sientes lo que dices, te creo y por ello es que quiero que entiendas del porque de mi decisión, ahora te conozco muy bien, así que te pido que no te lo tomes todo a la tragedia, no quiero imaginarte que en los siguientes días estarás todo el tiempo con la botella o metiéndote cosas, tienes que prometérmelo… y a todo esto, ¿dónde estas que se escuchan muchos gritos?”

-Vine a apostar, siento que hoy las cosas ya no pueden ir más mal, así que no puedo perder esta apuesta, Potros no perderá hoy –

“Ahhh vaya, ese era un vicio que no te conocía, entonces también te pediré que dejes de hacerlo”

-Lo siento, pero creer que mi suerte esta a un palmo de cambiar es lo que me mantiene en pie-

1 comentario:

Oscura Tentación dijo...

Tristemente conocida, la humillación de Ella se me cuela en los huesos casi tanto como tu dolor ante la desesperanza amorosa.

A veces casi no me creo que sea posible este vívido paralelismo entre los dos.

Silver