jueves, 25 de septiembre de 2008

like a fucking heroes

Se escuchaba música desde la banqueta de la calle, no se puede decir que fuera a todo volumen, simplemente lo ligeramente evidente para darse cuenta que había alguien en casa de La rana, después de todo, siempre hay alguien aquí.
Toqué la puerta varias veces hasta que se escucho el ruido de que estaban por abrir, para mi sorpresa fue Oyuki quien se presto a la tarea, me saludo discretamente, en verdad no la entiendo mucho, suele bromear con aquello de que todas las personas somos bipolares, y eso es algo de lo que yo no me siento ajeno, mi pregunta entonces va encaminada a saber sí yo también me comporto de esa manera, ¿así me miran los demás cuando ando de bipolar?... dentro de mi lógica cabe la idea razonable de saber que Oyuki no gritará a los cuatro vientos, o en este caso debo de decir a las cuatro paredes, que nosotros dos nos acostamos meses atrás, pero en lo privado, en lo apartado me puede saludar como a un perfecto extraño, como sí se tratara la primera vez que nos vemos, no lo entiendo.

Una vez dentro de la casa me encontré a mas personas, eran cerca de ocho, al único que reconocía de veces anteriores era al Rasta, los demás me eran nuevos, salude a todos, me agrado que se sintiera buena vibra, me pasaron la caguama para que le diera un trago.

-Ya somos bastantes, entonces ya vamos a armar algo en serio ¿no?- se escucho
-Pues ya estuvo, saquen el toque, andan muy tímidos, ja ja ja

Todos hicimos gestos y señales de que nadie llevaba consigo nada para armar, se propuso la idea de ir a comprar en ese momento, y es curioso, pero hasta ese momento no me había preocupado en absoluto por esa parte del proceso, siempre me acostumbre a que alguien de toda la bola trajera el toque encima, ya fuera en un concierto, afuera de una exposición o aquí, siempre era algo tan normal, que de su bolsillo, de la mochila o del mismísimo tenis surgiera el cigarro, pues bien, el momento inicial esta por llegar.

La Rana menciono que ella sabía de un lugar no muy lejos de ahí, además de que todos le cayéramos con la lana, necesitaba un auto para que fuera más rápido el asunto, las miradas recayeron automáticamente en Oyuki, ya que es la única persona de la casa que tiene lo requerido, eso ya estaba saldado.
Mientras se juntaba el dinero la Rana soltó:
-No se pasen de cabrones, espero que no estén pensando en dejar ir a dos mujeres solas a comprar esa madre, a ver, ¿quién más se apunta?
El Rasta se apunto de inmediato, volteo a verme y con los ojos me sugirió que yo también lo hiciera, así que fue uno de esos momentos nada gallardos donde no se piensa mucho, donde la razón principal estaba en acompañar a Oyuki, no tanto por lo del Rasta o por el “no pasarme de cabrón”.
De cualquier manera ya en el auto las dos mujeres pasaron a los asientos delanteros, en la contraparte el Rasta comenzó a platicar de música, me pregunto acerca de Rage against the machine, que sí me gustaba, que cual era mi canción favorita, y así, platicando mientras en mi mente únicamente le escuchaba la mitad de lo que me decía, estaba muy nervioso, nunca había hecho algo así, quería preguntarle a la Rana cómo sería eso, al mismo tiempo yo mismo me recriminaba el hecho de estar ahí, pude haberme quedado en la casa esperando, pues a final de cuentas bien puedo ser muy cabrón ¿no?, después de todo fui por Oyuki, por alguien que me hace caso cuando quiere, en fin, me sentía muy estúpido por todo ello, hasta ahora estaba lo que mi memoria recuerda de películas e idioteces por el estilo de cómo van a comprar el asunto, pero aquí no es así, eso es lo más seguro, ya no escuchaba nada, trataba de respirar hondo, eso ayudaría, seguir con la conversación para que no se me notara el nervio, eso podía ser la mejor solución.
Llegamos a un punto donde la Rana daba instrucciones a la conductora:
-Da vuelta aquí, después a la izquierda y ahora estacionate en esa esquina
-Muy bien, tu espéranos al volante, no cierres con seguro las demás puertas, ahora venimos y luego luego te arrancas

Comenzamos a bajar del auto cuando Oyuki menciono:
-Me estoy cagando de nervios, espero que no me gane el pánico y me largue de aquí antes de que regresen
-No mamés, no nos harías eso ¿verdad?- le recalco el Rasta
-Entonces que alguien se quede conmigo, dijo Oyuki mirándome

Sin esperar a ver que decían los demás me metí al auto, cerraba la puerta cuando nos hicieron señales con la mano de que tuviéramos calma, se dieron la vuelta en la esquina donde nos estacionamos, no sabíamos cuanto tiempo tardarían en volver, los nervios apretaban cada vez más, en ese momento lo mejor era haber lanzado un discurso tranquilizador a quien estaba acompañando, en lugar de ello le dije lo que tal vez no era nada obvio, que yo también estaba muriéndome de nervios, cerca de la guantera había un paquete de cigarros, lo deseaba con todas mis ganas, le pregunte sí ella quería uno y acepto con la cabeza, encendí el de ella, luego el mío, los nervios no daban tregua, se hacía una eternidad desde que dieron vuelta en la esquina, ni siquiera se veía como para ver si ya estaban por volver, ella pensó en encender el auto, en esperarlos con el motor encendido, pensé en bajarme para asomarme, pero en ese momento aparecieron un poco deprisa y al mismo tiempo tratando de ser discretos, es un poco complicado describirlo, sin embargo su andar fue así, subieron al auto y arrancamos.

-¿Todo salio bien?- pregunté
- A huevo, mira, ahora sí tenemos para un buen rato- La Rana me enseñaba el paquete enrollado semejando a un gran churro en papel periodico.
-Claro, Oyuki por poco me deja, apenas tenía media nalga en el asiento, todavía no terminaba de aterrizar, de cerrar la puerta y arrancamos en chinga, pero por lo demás, todo bien- comento el Rasta
Esto último hizo que se rompiera finalmente la tensión que aún existía, soltamos estruendosas carcajadas, riéndonos del asunto, dando gracias de que no hubiera ningún poste o semáforo en esa esquina, de otra manera nos hubiéramos quedado sin una puerta o el Rasta sin una pierna, reímos tanto que las lágrimas ya corrían por mi rostro, en ocasiones puedo reír con una enorme facilidad, y esta era una de esas, así que ahora me hacían un poco la burla, de que no llorará, que todo había salido bien, y más carcajadas acerca de mi rostro pálido cuando me quede con Oyuki haciendo guardia, más risas, y lo mejor es que nadie se sentía ofendido, todos éramos parte del mismo chiste.
Volvimos a donde todo esto inicio, a la puerta donde ahora no había que tocar porque entramos con la que trae las llaves, al entrar a la habitación los demás nos recibieron con aplausos, cómo si fuéramos héroes, me reí por dentro, ¡¡¡¡cómo malditos héroes!!, ahora únicamente nos hacía falta un desfile y que el alcalde nos entregara la llave de la ciudad, aunque para ser sinceros, preferiría el porro de la ciudad, el de su propia cosecha, el de edición especial, eso sería más provechoso.

martes, 23 de septiembre de 2008

panic

Después de lo ocurrido en semanas atrás, no hay mucho entusiasmo, preocupación por la hora en que duermo o despierto, pienso en sí estaré realmente con los ojos abiertos, no lo sé, no hay a quién preguntar.
He estado visitando la casa de La rana, pero allá no hablo nada acerca de Ella, no deseo que las situaciones se mezclen, los matices pueden ser que cambien.
Por ahora no paso mucho tiempo en el departamento, hay una rata aquí dentro, soy lo bastante miedoso como para buscarla, me aterra la idea, tampoco estoy 100% seguro de ello, a veces pienso que solo son ruidos, en otras me parece ver que pasa corriendo, de nuevo el pánico, he puesto algunas trampas y nada, de verdad espero estar imaginando, sí es así pues que termine pronto, quiero imaginar otras situaciones mas provechosas, todo esto me hace pensar en que puedo estar caminando como equilibrista, en la cuerda floja de la cordura.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

calling in the morning

Después de varios días sin que recibiera respuesta de Ella hacía la carta que le escribí, me llamó de mañana, aún estaba dormido en el momento que sonó el teléfono, lo cogí y de inmediato preste atención a la voz que decía – He pasado muy mala noche, no soporto más esto, son chingaderas, por favor vamos a vernos, ¿en cuánto tiempo llegas a la estación del metro?- contesté que en 20 minutos, para ella era demasiado tiempo, pensaba en posponer nuestro encuentro, le dije que sí de algo servía, lo acortaba a 15 minutos, me apuraría lo más posible, ella acepto.
Cuando llegué a la estación la observe sin una expresión definida, la salude, nos dimos un abrazo, le pregunte acerca de cómo estaba, no hubo respuesta, nos subimos en el siguiente tren, arriba seguía sin hablar mucho, mirando hacía la calle, veíamos pasar los autos, los demás pasajeros sumergidos en lo suyo, tímidamente le coloqué mi mano en su hombro, ese pequeño detalle hizo que se arrojara a mis brazos, volví a preguntarle por lo que había pasado, y nada, silencio, únicamente deseaba que la abrazara.

La llamada de teléfono había sido a las 7:30 de la mañana, hacía mucho que no me levantaba a esa hora, en ese momento no tenía menor idea acerca de que lugar era bueno para ir a desayunar, ya no insistiría en que habláramos en un lugar así, lo mejor es con el estómago lleno, así que llegamos al centro, algo me hizo detenerme ahí, a esa hora y en Domingo el lugar no lucía lo demencial de siempre, además se sentía algo de frío, lo suficiente para darme cuenta que apenas y se había vestido, debió de ser una pelea de la nada, todo apresurado para que simplemente se sobrepusiera esa blusa blanca con el suéter negro, existía en todo el ambiente un sentimiento extraño, no encontré la manera de definirlo, una especie de duelo, de tristeza en el aire que me era imposible emocionarme, calentarme con esos pezones tan a la vista, mi enfoque estaba en seguir pensando lo que había pasado para que me llamará así, después de tanto silencio.

Caminamos dando de vueltas, sin ir a ningún lugar aparente, entonces comenzó a hablar, para ese momento ya suponía que estaba saliendo con alguien, lo que ahí me confesó fue el hecho de estar viviendo con esa persona, no expuso cuales eran las ideas que la habían llevado a su casa, pero en ese momento ella no sabía sí regresaría, estaba cansada de compartir el techo con alguien que fuera tan frío, a veces uno supone que las cosas con el tiempo cambiarán para mejor, que uno tiene ese poder, sin embargo tropezamos con un enorme muro cuando vemos que mientras más pasa el tiempo, las personas son más como ellas mismas.

“Aún estaba dormida cuando de pronto entro el perro a nuestra recámara, qué manera de despertar es esa, que ese animal se te eché encima; antes de dormir, cuando todavía era de noche, empecé a besarlo, y lo sentía muy apagado, comencé a quitarme la ropa para encenderlo, de esa manera no habría falló, pensé, pero de verdad pensé mal, porque casi me avienta para atrás, me dijo que otro día mejor, que ya sé que hoy tiene que levantarse temprano, que tengo que comprender esas cosas… me sentí humillada ante eso, ¿qué no soy lo suficientemente bonita para hacerlo olvidar que se tiene que levantar temprano, no estoy buena cómo para que me desee así como así?.. Todavía trate de ponerme en su lugar, que tuvo un día complicado, que lo mejor sería al despertar del día de hoy, así que una vez que noté que estaba dormido, me desnude por completo, y así me dormí, cuando abriera los ojos hoy por la mañana y me sintiera así, me encontrará así, todo sería mejor que anoche, pero no.
Abrió la puerta de la recámara, el perro entro juguetón como siempre, de antemano reconozco que el animal no tiene la culpa, pero se sube a la cama, me espanta y hace que me levante de un brinco, a él solo le da risa, juguetea mas con el perro, le da de besos en su hocico, este lo lengüetea en la cara también, más risas, y de pronto voltea a verme a mí para decirme – no te quedes ahí parada, tápate con algo, te va a dar un aire o algo- imagino que dirás que estoy loca, que ya estoy muy grave, pero sentí muchos celos de su perro, pareciera que lo quiere más a el que a mí. Tomé mi ropa, me la lleve al baño y cuando estaba empezando a vestirme te llamé, ¿cómo ves?”

Ahora era mi turno, antes de decir algo más me apresure a decirle que no estaba loca, imagino que muchos podríamos sentirnos de una manera similar, tome unos segundos más para preguntarle la razón de porque vive con el, su respuesta fue muy concreta: porque lo quiere.

“Lo quiero mucho, pero también estoy muy sentida, han sido ya demasiadas cosas, el único problema es que siento algo de miedo, pienso que sí salgo de ahí nadie más va querer estar conmigo, debo de reconocer que no soy muy bonita, por ello es que no se emociona por verme desnuda, tal vez soy un espanto para él, quisiera preguntarle que es lo que le gusta de mí, pero que no me responda lo mismo de siempre, que le gustan mis ojos o mis labios, quiero saber que le atrae de mi cuerpo, pero no se lo preguntaré, yo ya sé la respuesta, estoy confundida, no sé que vaya a suceder, debo de hacerme a la idea que esa es la suerte con la que me toco vivir”

Respondí que no debe de cerrarse las puertas ella misma, cómo puede estar segura que nadie más va a querer estar con ella, que… -entonces me interrumpió para repetir algo parecido a lo anterior, se empezó a enfrascar con lo mismo y sin que lo tuviera pensado me avente de nuevo-

Momento, sabes que yo te quiero mucho, habrás leído la carta que te escribí, puedes imaginar que desearía de verdad estar contigo, lo que siento no es algo pasajero, es real y es muy fuerte, me ha sido algo complicado escuchar esos detalles acerca de desnudarte ante el, de dormir y despertarte con alguien que no te quiere. –Entonces me quede callado, pensé en que cometí un error al decir a rajatabla que su amor no era correspondido, yo no soy nadie para echarlo así como así a la cara-

“Mira entremos aquí de una vez a desayunar” –esa fue su siguiente respuesta, preferí quedarme callado, sí aún tenía la intención de que compartiéramos la mesa y los alimentos era porque después de todo no había cruzado completamente la línea-

“Si estamos todavía sentados como la gente normal, revisando el menú para ver lo que vamos a pedir, es porque yo también siento algo por ti, no lo puedo negar, la pregunta que te hago es ¿qué vamos a hacer con esto?”

No necesite mucho para pensar en lo que deseaba hacer, pero sabía que al decir esas palabras todo podría sonar como una locura, ahora era yo el que temía de lo que fuera a pensar, no era para nada algo a la ligera aunque pensará decirlo tan concreto, la idea estaba en mi mente, mi estómago comenzaba a sentirse raro de los nervios, la sensación de que faltaba aire en el lugar estaba apareciendo, no quería sufrir un ataque de pánico sí lo seguía barajando en mi mente, así que lo solté:
- Ven conmigo, a mi departamento, vivamos juntos-

“Así que vas muy en serio, entonces sabes que no es nada fácil lo que me pides”
- Porqué debería de ser complicado vivir con alguien, sobre todo sí los dos nos queremos, te sonará muy trillado, pero las palabras no alcanzan para describir todo lo que siento por ti, cuanto deseo estar contigo, ¿quieres saber que me encanta de ti?, tus caderas, tus piernas, no imaginas lo que haría con ellas, conmigo el problema sería el contrario al de ahora, creo que llegaremos al punto en donde me digas que me dé una ducha con agua fría, quisiera pasar todo el tiempo contigo, encerrarnos en el departamento y todo el día hacer el amor, llenar el refrigerador de helado, algo nada complicado de comer, nada para perder el tiempo cocinando, pero lo suficientemente bueno para recargarnos de energía y poder seguir en nuestro acto entre las sábanas, ahí nada más importaría, el circo y los problemas de siempre serían cosas pequeñas, cree en mí, vamos a vivir juntos, es lo que te pido de nuevo-


“Vamos a comer”

Se cambio el tema mientras comíamos, al final se hizo un silencio y me hacía pensar en un millón de cosas, hasta que por fin dijo que tenía que poner las cosas en calma, pensar mucho, en unas cuantas horas todo se movía a una velocidad increíble, todo podía ser distinto, eso le emocionaba, pero también le daba miedo.
Salimos del restaurante y antes de que le preguntara lo que deseaba hacer, me dijo que lo mejor era que nos despidiéramos, se sentía complacida por ver que yo deseaba vivir con ella, también sonrojada por las otras ideas que había dicho, pero que ella quería mucho con quien estaba, que iba a seguir luchando en esa relación porque de eso se trata, no rendirse a la primera, a la segunda, a la tercera, al la que fuera, y cuando intentaba arremeter me puso la mano en la boca para silenciarme, para decirme que yo no lo entendería, que sí todo lo que yo dije era real acerca de la intensidad de mis sentimientos, entonces era un error haberme buscado para hablar de todo ello, ahora lo mejor que podíamos hacer era separarnos y dejar de vernos durante un tiempo.

Me sentí como un gran imbécil, un imbécil desarmado, porque ya no pude articular palabra después, me quede ahí parado en la calle sin saber que pensar, es verdad, todo paso a una velocidad increíble, hacía unos días que pensaba en lo que pasaría con lo que escribí, hace horas que me llamó, hace minutos que hablábamos allá dentro y nada lucía muy grave, y ahora todo se esfumaba. Desconozco el tiempo que pase ahí de pie, estaba en shock, cuando volví un poco en mí, los deseos de romper a llorar como niño eran demasiado fuertes, era momento de largarme de ahí, de volver al departamento.

En el camino seguí maldiciéndome de la manera usual, criticándome la ingenuidad con la que actué, me desvié para casa de Lavezzi, una vez ahí le dije que me acompañara a hacer una apuesta, no tenía planeado contarle nada de lo ocurrido, pero el ir a jugar unos dólares es algo que siempre me ayuda a borrar cosas de mi cabeza, pero no quería ir yo solo, hablamos de cosas cotidianas, o sea de nada, pero en estos momentos la nada es muy preciada, la nada es buena, llegamos al lugar y había fila para hacer las movidas, aún debatía un poco acerca de a quien apostarle, sí Potros u Osos, era un hecho que los primeros ganarían, ¿pero superarían la línea de puntos? Al fondo había televisores con carreras de caballos, los gritos eran bastante audibles en todo el lugar, en ese momento mi móvil timbró de nuevo y era Ella, contesté el mismo y me dijo:

“No quise ser muy dura contigo con eso de que sí de verdad sientes lo que dices, te creo y por ello es que quiero que entiendas del porque de mi decisión, ahora te conozco muy bien, así que te pido que no te lo tomes todo a la tragedia, no quiero imaginarte que en los siguientes días estarás todo el tiempo con la botella o metiéndote cosas, tienes que prometérmelo… y a todo esto, ¿dónde estas que se escuchan muchos gritos?”

-Vine a apostar, siento que hoy las cosas ya no pueden ir más mal, así que no puedo perder esta apuesta, Potros no perderá hoy –

“Ahhh vaya, ese era un vicio que no te conocía, entonces también te pediré que dejes de hacerlo”

-Lo siento, pero creer que mi suerte esta a un palmo de cambiar es lo que me mantiene en pie-

sábado, 6 de septiembre de 2008

Its done

En efecto, mis 5 minutos ya pasaron, aunque todavía no lo admitía es un hecho en el que ya se deben de tomar nuevas decisiones.

viernes, 5 de septiembre de 2008

Ella´s letter

Creo en aquello de que todos tenemos nuestros cinco minutos de fama, puede ser que los míos en tu vida ya estén terminando, aquí aplica nuevamente lo de las revoluciones es un minuto, lo de la extinción a ritmo demencial, ilógico pensar que permanezcan las cosas congeladas para que todo siga igual, o para ver que decisiones se tomarán.Pienso en todos los meses en que coincidimos dentro de la misma función, en la misma carpa y no por ello conozco más acerca de ti, es más, me apena decirlo pero reconozco que hasta sé menos a cerca cómo estas.

Hay que empezar por lo más obvio, no somos las mismas personas que hace meses atrás, que el año pasado, en mi caso me agradaría escribirte sobre mis mejoras en cuestión de ánimo, pero ello sería una completa presunción, no dejaré que mi ego se apodere del contenido de estas líneas, es por ello que lo dejo más al criterio o a la observación de quienes me han conocido durante todo este tiempo. Puedes imaginar cuanto he deseado volver a coincidir contigo en cuanto tiempo, ideas y sentimientos, poder haber hecho una vía mas caminable, no tan sinuoso como lo mal logré, guardo en mí un gran amor hacía ti, y eso no era algo que estuviera planeado o encaminado a hacer, es un sentimiento que ha permanecido a pesar de querer hacer las cosas por mi cuenta.

Qué puedo decir ahora?, qué puedo desear?.... Deseo una transformación total, generar amor a través del amor, abrirme hacía ti sin más quejas, sin tantos malos humores, sin tantas depresiones, sin tanto de lo mío, desearía partir de aquí hasta donde sea que pueda llevar un sentimiento así de fuerte. Recapitulo lo mencionado en párrafos anteriores, no sé mucho de tí, si estas saliendo con alguien o sí simplemente estas bien contigo mismo, sé que para nada es fácil, para nada has estado sentada esperándome a que volviera a aparecer diciendo que te quiero, que te quiero con mucha claridad, que te quiero de una manera sana; imagino que todo es complicado porque ¿qué vida no lo es?, podría prometer tantas cosas, pero la fundamental es mi deseo para abrirme contigo, sin más miedos, sin más telarañas mentales, a conocerte cada día más, apoyarte, cuidar de ambos... en fin, podría decir cómo muchos que deseo comerme al mundo, no, mi caso es distinto, hay un placer más sublime que es dejarse devorar por la persona de quien esta uno enamorado, que sea por ti, mi querida Ella.

jueves, 4 de septiembre de 2008

in sale

A unas horas de que empiece el juego he apostado un poco de dinero, dentro del poco dinero que existía en mi cartera, espero que salgan bien las cosas, nada expectacular, nada extraordinario, únicamente que las estadísticas sigan su curso. De perder me temo que estos días no habrá mucho que beber, tampoco tengo tanta plata para sobrellevar todo, estoy algo tentado a hacer algo como lo de Calamaro, pondré mi corazón en venta, de cualquier manera no lo uso, espero que por ello no este devaluado, haré una muy buena rebaja para que se lo lleven de una vez, que me den algunos billetes, lo suficiente para no andar sin nada.

martes, 2 de septiembre de 2008

I wish #1

I wish drink my sorrow

lunes, 1 de septiembre de 2008

Out of town

Apenas unas horas atrás dejamos la botella en su lugar, aún me sentía un poco mareado cuando era el momento de levantarse, por mí hubiera dormido lo que fuera, sin embargo ya había hecho la promesa a Gastón de que lo acompañaría a un pueblo a las afueras de la ciudad para hacer fotografías, de paso yo haría lo mismo.

Imagine que nuestro andar daría inicio en la central de autobuses, más en cambio nos desviamos a otro lugar, me dijo conocer otra línea de transporte que nos lleva por menos precio, el sitio era una parada como cualquier otra, hasta parecía una tomada de pelo estar esperando un camión de color naranja, cuando en mi vida no he visto algo similar, vamos ni los camiones de basura son así, puede que así se vistan los del personal de limpieza, pero jamás he visto en esta capital algo así.

Continuaba deseando estar acostado, el sol que no hacía mucho estaba encima de nosotros ya comenzaba a molestar, comenzaba a desesperar cuando finalmente llegó el transporte, era la primera vez que veía una cosa tan destartalada y que pudiera moverse, ahora no imaginaba como se suponía que en un vejestorio de esa magnitud íbamos a llegar a un pueblo, como eso se iba a conducir por una carretera , Gastón podía leer mi mente por la cara que puse, me dijo que lo viera como una inversión, al decirme el precio que nos cobrarían y el ahorro que significaba, daba buena pinta para que ese dinero se invirtiera en cervezas una vez en nuestro destino.

El camión ya estaba lleno cuando finalmente lo abordamos, nos tocó ir de pie, junto con otras personas que llevaban bultos, costales y hasta animales, ahora sí conocía literalmente un “guajolotero”, en ese momento comenzó la marcha del autobús, mis dudas anteriores de cómo llegaríamos se disiparon cuando veía por la ventana la celeridad a la que viajábamos, todos iban más rápido que nosotros, esa era la razón por la cual no se desarmaría esta cosa en plena carretera, no existía el factor de la velocidad, por ello llegaremos intactos.
Sin saber cuántos minutos habían pasado, el calor comenzó a atacarme, deseaba sentarme en el piso, pero ello era imposible, no había lugar para hacerlo a menos que la gente empezara a descender, sin embargo ocurría lo contrario, apenas comenzaba agarrar velocidad el cacharro, cuando alguien le hacía la parada y todos ahí dentro nos amontonábamos más.

Definitivamente ese no era lugar para alguien que había bebido una cantidad considerable unas horas antes, temía que fuera a volver el estómago en cualquier momento, sí eso sucedía era probable que nos bajarán, así que no pretendía pasar por ello, intenté distraer a mi mente, jugar con aquello de que es sicológico lo de vomitar, trate de enfocarme en algo más, cuando de pronto entre todos los que íbamos ahí, resalto una pareja que se encontraba sentada a casi dos filas delante de nosotros, me impresiono ver la manera en que esa persona no dejaba ni respirar a la mujer con la que viajaba, podía decir que estaban comiendo pan enfrente de los pobres, debí de haberme volteado, pero en vez de eso se convirtió en un morbo, en un hipnotismo ver como la seguía besando, acariciando, imaginando como introducía hasta lo más profundo, como llevaba hasta el límite la extensión de su lengua, e igualmente ella correspondía, un poco reservada, un tanto discreta a comparación de él. Como siempre sucede, cuando ves mucho a una persona, de alguna manera sienten tu mirada, los hacen que volteen hacía ti, entonces él se dio cuenta que yo estaba siendo entretenido por esa función, a lo cual pareció que más allá de molestarse y encararme, le di más cuerda, se abalanzaba con mayor decisión, una y otra vez, además de girar su cabeza para cerciorase sí yo estaba tomando nota, hasta que llego el momento en que fue necesario mirar hacía otro lado, eso ya podía convertirse en algo enfermo de continuar así, además de que en cualquier momento su complacencia podría sustituirse por una molestia, a estas alturas no debería de retar al destino, después de todos estos años ya era para que un novio furioso y con mucha razón ya me hubiera partido la madre, de hecho me hace pensar en Bogdan, que temple de esa persona, durante mucho tiempo sabía lo que pasaba sin que yo llegará a sospechar eso, y mientras tanto mantuvo la compostura, esperando a que yo cometiera el desliz, el pecado, las veces que llegamos a encontrarnos en fiestas, la ocasión donde entré al baño completamente alcoholizado y Bogdan tan fresco como la mañana, bien hubiera podido atrancar la puerta, darme algún puñetazo que me desestabilizará, llevarme a uno de los inodoros y ahí darme contra la puerta, azotarla contra mí cabeza, mearme encima, en fin, pudo haber sido eso y más, pero nada, únicamente me hizo una comentario acerca de que ya no bebiera más si pensaba manejar, a lo cual respondí con un –no te preocupes, yo sigo al pie de la letra lo de sí toma no maneje, por ello nunca compraré un auto-.

Gastón me interrumpió de todos los pensamientos anteriores para decirme que ya nos bajáramos, imagine que ahí sería la Terminal, la base para todos los que íbamos ahí arriba, pero no, aún desconozco hasta donde llegará ese camión, simplemente nos bajamos ahí y todos a seguir con su respectivo camino, ellos con sus vidas apacibles, tranquilas, hasta cierto punto envidiables, nosotros dos en el mismo vacío continuo.

Lo primero fue ajustar la cámara, un día anterior, mientras caminábamos a la tienda para rellenar las cervezas, fue cuando mi amigo contó la idea del viaje, el me prestaría la cámara extra que posee, yo lo único que me restaba hacer era comprar unas pilas para la misma, creo que exageré un poco, en ese momento me pregunté lo que pasaría si en plena acción las pilas se acababan, así como el qué pasaría sí ya no podía conseguir más; así que por ello digo que me apresure a comprar dos paquetes, ya iba medio ebrio a la tienda y supongo que no pensé con la mejor de las claridades.

Ya instalados era demasiado obvio que en una de las varias tiendas de aquí hubiera podido comprarlas, pero en fin, nuestra primera parada estaba marcada en el mercado, apenas nos despertamos y nos salimos todavía con el sabor a cerveza en la boca, no había alimento alguno desde anoche, era el momento de recargarse. No paso nada extraordinario más que simplemente comimos, desde hace días continuó con esa desazón para comer, sigo con la inercia como ya lo he escrito en otras ocasiones, mi estómago se sentía algo raro, claramente era una reacción a todo lo ingerido anteriormente, esa costumbre de empezar con una bebida e ir cambiando hasta mezclar dos o tres más se va haciendo también muy usual. Al salir del mercado me regresa la sensación de que podría volver el desayuno, nuevamente trato de concentrarme en otra cosa, vuelvo a alistar la cámara, a observar el paisaje, las casas, las calles, la gente, a comenzar tímidamente a sacar fotos, hace calor, todo es muy árido, los dos comenzamos a sudar copiosamente, pienso que esto me ayudará a sacar todas las toxinas, todo el alcohol que continúa en mi interior, y así sin notarlo tanto, ya han pasado algunas horas, mis malestares matutinos empiezan a desaparecer.

Llegamos directamente a una tienda, pedimos dos cervezas y nos maravillamos de su precio, es cómo si estuvieran al 2x1, nos sentamos a las afueras, en la pequeña banqueta a seguir observando, a dar comentario acerca de lo obtenido hasta el momento, ha preguntarnos que hace toda esta gente que vive aquí, parecemos bastante ingenuos con todas esas ideas al aire, pedimos una segunda y tercera ronda de cervezas hasta que nos vamos poniendo en sintonía con lo que verdaderamente somos, nos ponemos en marcha una vez más, esta vez ya no me siento tan contemplativo, sigo tomando fotos al mismo tiempo que hablo con Gastón, le comienzo a contar que me siento algo nostálgico con la fecha de hoy cuando la comparo con el año pasado, de hecho para ser más precisos todo inicia desde el 31 de agosto del año anterior, así como nuestra borrachera de anoche, todo luce tan lejano a 365 días de distancia, eso me duele en el interior, me provoca que desee tirarme al suelo para hacerme bolita y no levantarme.

Tratándome de animar, mi amigo hace lo posible por volver a encontrar otra tienda, a recargarnos de más cervezas, mientras tanto se convierte en una pausa, no hablamos de nada hasta que le comento que hoy hace un año mi amigo Clay tiraba un juego sin hit ni carrera contra Baltimore, que ello también me deprime cuando veo que ese mismo jugador fue mandado a menores, todos lo imaginábamos teniendo un gran éxito este año, pero las cosas no han resultado exactamente como lo pronostican todos, así mismo me paso. Para cuando veía el juego en aquella ocasión todo había sucedido muy rápido, no supe como reaccionar, claramente veo que no me comporte a la altura, me siento menos que un hombre por la manera tan evasiva, tan extraña de proceder, por llenarme de dudas, de cuestionamientos, por creer que todo se resolvería solo, que sería como una planta que va creciendo sola, pero no fue así. Todavía esa noche busque a Ella y nos regresamos juntos, ya era muy noche para la hora en que termino su función en el circo, montamos un taxi y casi no hablamos, nos tomamos de la mano y cuadras después se acurruco en mi hombro, noté que había caído profundamente dormida, entonces mientras le daba indicaciones al chofer de que avenida tomar, donde dar vuelta y demás, pensaba que ahí estaba el surgimiento, el inicio de una relación, no era algo que necesariamente hubiera buscado, apenas unas horas antes de que me besará por primera vez, rayoneaba mi destartalado cuaderno de notas con la idea de que cerraría completamente mis compuertas, nadie más pasaría, en adelante a estar conmigo mismo, a seguir yo solo y mira nada más la contrariedad de que alguien me declarara que sentía amor por mí.
Doy otro enorme trago a la botella antes de continuar, hago la comparación de la ironía con la que ahora me veo, en este momento acepto estar en la mejor disposición para compartirlo todo, para ser transparente porque ello es lo que siento, sin embargo ahora no hay quién desee detenerse en mi puerta, eso mismo genera que todo sea mas asfixiante, que el aire se acabe no solamente en mi habitación por las noches, aquí mismo, en pleno descampado, en medio de la naturaleza siento que no hay aire para continuar, deseo no regresar a la ciudad, siento que allá esta el lugar que tantas veces me ha visto caer, que conoce todas mis derrotas, me hace pensar en unas líneas de James Joyce donde decía:


"Que enfermo, enfermo, enfermo estoy de Dublín, es la ciudad del fracaso, del rencor y de la infelicidad"


Cuanto puedo comprender esa idea, me siento completamente infeliz y miserable, saber que no pude mantener la cordura en el momento indicado, en momentos pareciera que soy el único culpable, por otro lado creo que es el mismo sistema de la vida cotidiana, ese apresuramiento donde hay una gran prisa porque todo suceda, donde las revoluciones tienen la vigencia de un día, donde grandes amores se proclaman por la mañana y al anochecer todo es odio, resentimiento y un no quiero volver a verte, se azotan puertas, se estrellan teléfonos, flores a la basura, peluches decapitados y cartas de amor siendo incendiadas, le confieso a Gastón que hay algo que no me he podido quitar de la cabeza, el verme que nada ha mejorado una año después hace que esas palabras continúen rondando en mí, y es el momento del gran fracaso, cuando después de reiteradas ocasiones donde Ella me pedía que la valorará más, que sus sentimientos hacía mí eran tan reales, cuando se cansó de recordarme que abandonara mis dudas, todo se concentro para decirme:
-Erich, veo que soy mucha vieja para ti-

Hubo mucho silencio, necesitábamos más dinero sí queríamos seguir bebiendo, intente venderle el paquete de pilas al de la tienda, que nos dijera cuanto nos daba por ellas y hacer trueque por más cervezas, pero no quiso, desconfío de nosotros pensando en que le queríamos aplicar una estafa, nos levantamos de ahí para buscar quien nos las comprará, regresar de inmediato, o es más, bien lo podíamos mandar al carajo por desconfiado y en el camino encontrar otro lugar abastecedor. No acostumbro contar las cervezas que me tomo, por ello es mejor pagarlas al instante, sin saber ese dato, íbamos por las calles tratando de vender el paquete al primero que se nos cruzaba, era más que evidente para todos que ambos destilábamos alcohol en nuestro interior, posiblemente ni siquiera teníamos una buena dicción de palabras, no podíamos mantener un paso firme, tambaleantes pretendíamos que nos tomarán en serio y ello fue algo que no ocurrió.

Totalmente cansados y muy sedientos decidimos irnos del lugar, acercarnos a la carretera para esperar el camión destartalado de regreso, ahí llegamos y en la parada había una fila de gente esperando, fuimos hasta el final, una vez ahí era momento de esperar, pero la sed era algo incombatible en ese momento, se decidió exprimir más el presupuesto que nos quedaba, ya que solo se contaba con el pasaje de vuelta y el del camión ya en la ciudad, decidimos comprar unas últimas cervezas en una tienda que estaba exactamente enfrente de la parada, aún así la garantía de llegar a la base del guajolotero estaba garantizada, de ahí tendríamos que caminar un gran tramo o pedir unas monedas a los transeúntes, le dimos marcha al asunto, debo de aceptar que ni siquiera las disfrutamos, las tomamos como agua y al menos así podríamos esperar lo que fuera; claro eso simplemente es una frase hecha, porque en realidad nos desesperamos a los cuantos minutos, me comenzó a dar sueño, como en todo ese rato nadie más llego a la fila para formarse después de nosotros, dejámos ahí nuestras mochilas, recargarnos en la casa que se encontraba atrás de nosotros, apoyamos la espalda en su barda y sin dar signos de resistencia, ambos nos quedamos profundamente dormidos.

Sin saber cuanto tiempo transcurrió, Gastón me despertó, -no mamés, nos quedamos dormidos y se ve que ya paso el camión, ¿A dónde están las personas de la fila?, mira al menos nuestras mochilas ahí siguen tiradas, nadie se las llevo, que chingón-
Nos levantamos un poco mareados, no había nadie más que nosotros en esa carretera, nos quedamos al costado del anuncio de la parada para continuar esperando un segundo camión, los minutos seguían pasando cuando de una de las casas comenzaron a sacar una camioneta, era un chico como de 18 a 20 años y su padre, nos observaron y nos preguntaron que si esperábamos el camión a la ciudad y asentimos con la cabeza, nos menciono que nos podían llevar en la parte trasera de la camioneta, que iban por algo de carga y después volverían al pueblo, nos pensaban cobrar la mitad de lo que era la tarifa del cacharro naranja, así que gustosos aceptamos, nos montamos atrás donde no había mucho de donde sujetarse, donde el aire se sentía helado, donde brincábamos a cada bache, a cada salto nos dolían las nalgas, pero aún así no dejamos de reírnos uno del otro, de las caras que hacíamos, de que hasta la borrachera se nos estaba bajando, sí antes viajamos en un guajolotero, ahora éramos los guajolotes, reíamos de que no tuviéramos que llegar a mendigar unas monedas para el camino de vuelta, con todo y todo el día estaba terminando, la depresión no me soltaba del todo, no sé si en verdad viajamos rapidísimo, si este compadre le metía en serio la pata al acelerador o era por ir ahí al descubierto, sólo sé que en alguna parte de la carretera donde se presento una recta bastante amplía para poder rebasar, dejamos atrás el camión naranja donde supuestamente deberíamos de ir si no lo hubiéramos perdido, simplemente al verlo detrás nuestro le dijimos adiós con la mano, nos alejamos deprisa y no volvió a asomarse en lo que restaba de camino.