domingo, 27 de julio de 2008

Mi show de hoy

No estoy totalmente seguro de la manera en que llegamos a esa casa, ni siquiera puedo decir que mi motivo era ir a una fiesta, con el saber de la existencia de alcohol fluyendo por aquellas paredes era suficiente, sin importar que se tratara de una boda, cumpleaños, una fiesta como tal o simplemente una borrachera, lo que fuera; es más, si existiera una misa donde el sacerdote dispusiera o compartiera con todos los feligreses el vino de consagrar al mayoreo, pueden estar seguros que me convertiría sin dudarlo.

En fin, la casa era enorme, lucía mas bien como una mansión de muchos pisos, casi como un edificio, encallado junto a una loma muy verde, llena de pasto, de vegetación extensa que hacía tener una ambientación parecida a la del trópico. Las personas de su interior no me decían mucho, ni literalmente o de ninguna otra manera, eran unos completos extraños para mí, salvo que la persona quien me diera el tip de que asomáramos nuestras cabezas fuera Ella. Contemplar la sencilla idea de aventurarnos y ver que pasaba ya era un buen incentivo, con el fluir indistinto del alcohol que se daba, si nos conocieran o no, era un punto que no les importaba en lo absoluto, observaba cautelosamente a los que nos rodeaban, parecían ser de un estrato mayor que el nuestro por la ropa, accesorios, corte y cuidado del cabello, así como el inconfundible acento que le añaden a las palabras y/o gesticulaciones.

De alguna manera se trataba como si nosotros no existiéramos para ellos y viceversa, era perfecto, un lugar donde no tienes que pretender que son tus amigos para que te dejen beber, para abrir el grifo, hasta podía pensar que estaba soñando, pero no era así, en mi cabeza nunca se hubiera concretado una situación así estando con Ella, este tipo de cosas no entran en mi suerte habitual, todo inmejorable, los vodkas corriendo, ella con un pantalón café ajustado, enmarcaba muy bien sus caderas, las lucía fuertes, rígidas, desataba ese deseo tribal, un poco cavernícola, de soltarle una palmada, de que me doliera la mano al estrellarla ante esas nalgas majestuosas, espléndidas, de diosa; además de ello su blusa color blanca hacía el perfecto juego, con su escote juguetón que mostraba un poco esos senos discretos, que cuando estiraba los brazos presa del frenesí alcohólico que nos dábamos, asomaban un poco más de la cuenta, notando el cambio de coloración en la piel, cómo en aquellas zonas que eran más para ella, que permanecen más en el anonimato, donde las piel es lo más blanco cercano a una gran perla, sus labios estaban en un rojo encendido, a pesar de no tener labial eso no importaba, su sensualidad es natural, algo que conforme pasaban los tragos hacía que la boca se convirtiera en un imán gigante.

Desechaba la idea de elaborar un plan, de ser un conquistador calculador, ya veríamos que pasa, si es que pasa algo para empezar; las horas continuaban diluyéndose, la gente desconocida no dejaba de aparecer, hasta que en uno de tantos, surgió como en el caso de una pesadilla, ya que ahora el sueño terminaba, no para despertar, sino para convertirse en algo malo, tan malo como la aparición del novio de Ella, yo no tenía el gusto de conocerlo, sabía de su existencia, eso no coartaba con mi libertad para desearla a Ella. De inmediato, al presentarnos el se dio cuenta de lo que los hombres sabemos, que no existen amigos en las vidas de las mujeres, sobre todo las buenas mujeres, las que tiene todos los atributos para serlo con mucho orgullo, y es que en nuestra definición, los pretendientes o ex pretendientes son los únicos que rondan en sus vidas, en este caso yo estaba siendo identificado como del primer tipo. En seguida el novio se enfureció, se lo echo en cara e Ella e inmediatamente me lo reclamo a mi también, me instó a que fuera lo bastante hombrecito para aceptarlo ahí enfrente de los dos, y de verdad que yo no tengo cual será la definición de “un hombre”, no sé que significa eso hoy en día, así que al menos por ese punto en particular no iba a responder, ante mi silencio, Ella comenzó a abrir más lo ojos, esos mismos que empezaban a verse somnolientos por la cantidad de vodka, despertaron para poner mirada de alerta, de interrogarme ella también acerca de la apreciación del novio; como he mencionado, no existía plan, no aseguraba que algún día le mencionaría algo al respecto, si sería paciente como la araña, aguardaría hasta que este tipo que esta enfrente de mí lo hubieran mandado a la chingada, sí confiaría en que un día diéramos fin a nuestra velada enfrascados en una lucha cuerpo a cuerpo, boca a boca, un verdadero agarrón.
El pánico escénico, por no llamarme cobarde tan a la primera, hizo aparición, sin decir nada intenté largarme de la casa, el novio, enojado, encolerizado ante verme como un imbécil con intenciones nada honorables, me siguió, apreté el paso, corrí entre las demás personas, me daba cuenta que todo estaba lleno de muchas habitaciones, pasillos, niveles, barandales, y en uno de ellos me asome para verme junto a una piscina, no estaba muy alto, solo se trataban de dos pisos, nunca he sido bueno para los puños, así que suponiendo lo más obvio, que en cuanto el novio me diera alcancé sería momento de usarlos, me arroje por el barandal, más de uno habrá pensado que ya estaba muy pasado de copas, después de caer al agua, salieron a flote risas burlonas, aplausos irónicos, una que otra sonrisa de aprobación, pero en general todos seguían en su onda, donde además en esta región de la casa las mujeres iban con muy poca ropa, luciendo sus hermosos cuerpos, junto con pretendientes con el torso desnudo, muy atléticos en comparación con mi barriga; en fin, sin voltear a ver la ubicación de mi perseguidor, seguí mi marcha, sin voltear atrás caminé por más lugares, otros pasillos mas desolados, habitaciones donde había grupos de personas haciendo cosas raras como orar y levantar los brazos, demasiado extraño, todo eso me llevo a un elevador, lo tome para salir al estacionamiento, el estar ahí ya me dejaba respirar cierto aire de alivio, pensaba que esta historia podía ser como la de muchas películas, donde en el último instante, cuando todo parece estar resuelto, demasiado fácil, ahí se descompone todo…
pero esto no es una película, al salir a la calle tome el primer taxi que encontré, mi ropa estaba completamente empapada, al parecer el conductor no lo notó, subí sin el menor comentario, una vez arriba me comenzó a atacar el frío, necesitaba algo seco, a las cuantas calles le pedí que me bajara, cerca se encontraba una estación de metro, caminaría hasta ahí para llamar por el teléfono público a mi hermano, pedirle que nos viéramos en una cantina del centro, a pesar de estar completamente mojado, la sed me invadía, necesitaba verlo a el y platicarle todo lo sucedido, más allá de preocuparme por el novio enfurecido, pensaba en Ella, era indiscutible que esto no pasaría desapercibido, algo tendrá que pasar después de mi show de hoy.

No hay comentarios: