viernes, 9 de octubre de 2009

en el cineclub

Y bien, como estaba presupuestado, salimos a la calle, el sentimiento amargo que me invadía desde hace horas atrás parecía desaparecer poco a poco, era como si me estuviese convirtiendo en un criminal, como haber asesinado a alguien y tratar de seguir como si nada, esperando que nadie note las manchas de sangre en mi camisa.

No se si el tanto hablar me podía delatar ahora ante ella, después de todo podría preguntarse ¿Y a este ahora que le pasa?, ante el menor comentario de que nuestra relación no andaba bien podía ser lo que faltaba para que el asunto saliera a la luz, el que cada vez hay menos comunicación y donde pareciera ser que el único momento donde nos llevamos bien es cuando se apagan las luces del departamento.

Uno piensa que siempre se va a portar bien, que se va a ser atento o que en dado caso los sentimientos crecerán mas por la cuestión de convivencia, el verse diario, el haber dejado nuestro país atrás, el internarnos en esta aventura juntos, vaya que palabra “juntos”, para ella significa mucho eso, imagino que deberá ser momento de echarle mas ganas a todo esto, en mi interior debe de quedar todavía algo de sensibilidad de la buena.

Al seguir por nuestro sendero, Oyuki me sugiere que entremos a un cineclub, ella empieza a tener mejores y mejores resultados con esto del portugués y le emociona hablar con otras personas, leer todo lo que tiene a su paso, hasta los anuncios de la calle me los traduce, no importa que sean cosas simples de publicidad, el logro es saber lo que dicen, así que siguiendo esa pauta desea ver una película donde se pueda ver cuanto le entiende, yo de antemano no espero mucho de mi.

Entramos a una sala pequeña donde se podían contar claramente las personas frente a la pantalla, tres, esos eran los visitantes de aquél día, Oyuki me pidió ir a las primeras filas para estar mas cómodos, pero en realidad nadie nos podía molestar al no tener a nadie adelante o detrás de nosotros, hacia los costados hubiera podido acostarme en los asientos sí lo hubiera deseado.

Rápidamente la película comenzó y nos abrazamos, a los pocos minutos empecé a aburrirme pero no dije nada, no era momento de arruinar las cosas, comencé a divagar un poco en mi mente, de la nada pensé en Maryna y su bebé, es curioso que después de todo el tiempo y la distancia, siga pensando en ella, apuesto a que ni siquiera se lo imagina, pero en fin, no debería de pensar mucho en eso, debería de poner atención a la película, pero me distraigo con demasiada facilidad, ahora pienso en las apuestas, sería bueno poder contar con algo de dinero aquí y ver como nos va, hay que recordar que tal vez toda la mala suerte que tenía se quedo del otro lado del Atlántico, si eso puede ser… seguía pensando en cosas así, en la vez que me salí de una sala por ir corriendo a ver los resultados en las apuestas, según fui al cine para distraerme y no pensar sino hasta llegar ala ventanilla para ver si mi boleto era ganador y nada que pude distraerme, pensé todo el tiempo en lo que no quería, pero afortunadamente aquél día Manny me hizo ganar algunos billetes… ok, intentaba seguir en la película con Oyuki, era momento de poner atención otra vez, ella se recargo un poco más en mí y yo sin darme cuenta me resbale un poco en el asiento, así que dí inicio a un pequeño juego donde mis dedos caminaban sobre su falda mientras intentaba que mi cabeza se encendiera de alguna manera, aunque definitivamente esa no era la manera, poco a poco deje de jugar inocentemente para ir acariciando su pierna por la abertura natural de la misma falda, nadie decía nada, nuestras miradas seguían en la pantalla mientras ella se apretaba un poco más hacía mí, tal vez nuestros poco vecinos de filas mas atrás pensaran que tenía frío, cuando en realidad era todo lo contrario, con la mano completa acariciaba el muslo en su totalidad, deslizaba la mano hacía la entrepierna donde ahí la temperatura era mas elevada, acariciaba y apretaba la piel, la carne que había entre mis dedos, la idea de aventurarse más ni siquiera se pensaba, se ejecutaba, rápidamente pase a sentir sus bragas, la textura tan lisa, un tanto resbalosa de su ropa interior, me gustaba juguetear con los bordes de su prenda, llegar a ese punto donde aprieta con su piel para meter más el dedo, para sentir aún más y más calor, para que ella se buscará más espacio en mi asiento, para que casi por completo se sentara sobre mí y así yo pudiera aplicarme más, me dijo –dame un segundo- no sé que hizo, pero de pronto todo era demasiado accesible, mis dedos podían sentir sus vellos, jugar con ellos, enredarlos con mis dedos, llevarlos hacía una misma dirección concéntrica, como si se tratara de un torbellino o más bien un remolino que fuera llevarselo todo, ojala que así fuera, sí, se trataba de un remolino como el de los mares, además que en este caso aplicaba enormemente, pensaba una y otra vez que todo podría irse por ahí, todo lo bueno, lo malo, desaparecer con el simple poder de seguir girando unos dedos que no eran míos, no, ya no, ahora le pertenecían a Oyuki, era una simple formalidad que estuvieran pegados a mi mano, porque en realidad ya no me obedecían más, se abalanzaban, giraba, arremetían, acariciaban según el ritmo y las palpitaciones que ella así lo indicaran. Todo se convirtió en una enorme excitación, lo que sucedía en aquél ambiente era también atribuido a saber que teníamos otras personas atrás que muy seguramente sabían lo que sucedía, la idea del frío ya no era mas una opción, todo era demasiado obvio, el saber que eso no era algo permisible daba valores distintos a todo este juego que seguía aumentando de intensidad, mientras mas las acariciaba, mientras mis dedos se internaban más en la humedad, en la suavidad de sus entrepiernas, ella busco sujetarme la polla, que para entonces estaba demasiado rígida y no era ningún problema para ella el como encontrarla, así que comenzó a frotarla de una manera muy rápida, muy salvaje se podría decir, me dio un jalón que produjo un leve dolor, pero al mismo tiempo continuaba el placer por todo ello, sentía que ya llevábamos un buen rato desde que yo la comencé a acariciar, y por la manera en que me apretaba y restregaba con cierta furia y rapidez, sentí que en cualquier minuto estaba por venirme; en primera instancia no deseaba que sucediera tan rápido, deseaba que se prolongará mas la sensación de éxtasis mientras los dos nos dábamos placer mutuamente, trataba de respirar más profundo, de pensar en otra cosa para que no terminará todo tan pronto, pero la verdad es que ya era inevitable en ese punto, si iba a pasar, que fuera ya, era el momento en que deseaba estallar con todas mis fuerzas, y sin que estuviera previsto, Oyuki se estremeció de una manera muy singular, trato de contraer cualquier tipo de gemido o reacción corporal, simplemente se detuvo, se encorvo ligeramente, se recargo en mi pecho mientras se sujetaba firmemente de mi miembro, ya no le aplico ningún movimiento, ninguna caricia, más bien descargo toda esa energía sobre esa parte de mi cuerpo, apretándola como si deseará cortarle el aire, cuando estaba a punto de llegar a todo clímax de la situación hubo marcha atrás, fue algo muy extraño cambiar todo ese frenesí por nada, por eso fue, por una nada inexplicable para los sentidos. Me pareció que lo mejor que podría hacer era levantarme para ir al baño rápidamente, terminar el trabajo yo mismo, definitivamente nunca sería lo mismo, pero es como cuando deseas enormemente un whisky, y sin embargo lo único que logras es que te inviten una última cerveza antes de que cierren la barra, antes de que sepas que es hora de partir a casa y ya no hay manera de conseguir más alcohol, que de llegar así a tu cama no podrás dormir porque falto ese último trago que te colocará en la situación ideal para que esa noche no pases por el fastidioso insomnio, puede ser que pongas algunos discos viejos antes de caer inconsciente, puede ser, lo importante aquí es que si esa cerveza que te ofrecen es lo único que hay, no se debe dejar pasar por alto, no importa la marca, si alguien más ha bebido de ahí o si esta caliente, una cerveza es una cerveza, y así aquí, debo de ir al baño y terminar este asunto, me pasaré rápido por el pasillo, ni siquiera voltearé a ver los rostros de la tres personas que están detrás nuestro… en realidad me voy levantando y se me antoja más una copa, toda esta idea del último trago me genera una ansiedad tremenda, mi cabeza se desbalancea como hace tiempo no hacía, me sigo directo a la salida, voy sudando y necesito aire fresco, ya no me importa ir al baño, quiero desesperadamente algo de alcohol, ¿y de aquí hacía donde camino?

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