martes, 17 de noviembre de 2009

de 90 millas por hora

“Quiero decir que en el miedo
Siempre hay algo nuevo
Que los cobardes son tantos
Como tú y yo

Por eso al mirarte a los ojos
Me enredo y esquivo
Como un animal atrapado
Que te vas a comer…”

Cantaba esas letras de Bushido mientras estaba en la regadera, un buen baño con agua caliente puede ser una buena manera de iniciar el día, aunque debo de ser consiente de que hoy necesite de algo más; recuerdo que Gastón decía muchas cosas acerca de Dalí, el problema es que muchas de ellas eran al estar ebrios y ahora no recuerdo mucho o tampoco confío de que sean memorias 100% fieles, en una de esas, Gastón mencionaba el hecho que según Dalí la masturbación era el acto sexual más puro, y que de alguna manera cada persona podía iniciar su día con masturbarse al estar en la ducha… suena bien la idea, pero por ahora me siento bastante apático como para siquiera autoestimularme.

Extraño demasiado poder hablar con Gastón, mi cabeza comienza a generar muchas interrogantes y no hay nadie con quien poder hablar aquí, cuando sucede esto de que cualquier apetito sexual se apaga me siento como un maldito cobarde, siento que le huyo a todo incluyendo eso, es siempre más fácil encerrarme a leer, pero en esta casa pareciera que el lugar idóneo es el baño, al menos ahí puedo estar seguro de alguna persecución de Oyuki, ahora me pregunto ¿Por qué me trajo con ella a Lisboa? Hasta ahora sigue con lo de que busque trabajo es que se pudiera pensar que necesite que aporte a nuestra economía, pero seguro estoy de que no me necesita para eso, tampoco soy su alma gemela, entonces no debería de tener ningún problema para encontrar un lusitano que derroche pasión por ella, ¿porqué continúa aguantándome? Pudiera ser una meta personal el devolverme algo de vida, una especie de afrenta a lograr, una encomienda acaso de que debe de estar conmigo para hacerme un hombre completo, ¿será eso?

Oyuki no tiene nada de cobarde, eso es más que claro, recuerdo cuando Gastón y yo pasamos innumerables noches bebiendo, sintiendo que no pertenecíamos a ese mundo de ir a bares, a clubes buscando mujeres, tratando de ser populares, llegando con ropas caras, camisa desabotonada, pidiendo bebidas exóticas en la barra, tratando de usar la mirada depredadora… nada de eso, nos alegraba regodearnos en nuestra miseria, llamando al departamento como el “club de los perdedores”, ahora pienso en inaugurar uno nuevo, “el club de los cobardes”, lástima que mi amigo este tan lejos para preguntarle sí desea participar, por lo que por ahora seré miembro exclusivo, me debería crear una tarjeta de “gold member”, eso le daría mayor prestigio a mi puesto.

Recuerdo la ocasión en que Gastón me platicaba acerca de su adolescencia, en aquellos años aún no lo conocía, pero entonces me decía que era una persona diferente, un soñador como suele decirse a esa etapa en que uno pelea por algo; durante esos años el jugaba beisbol, por entonces las personas que lo rodeaban le comentaban que tenía aptitudes para llegar más lejos, jamás de niño soñó con algo así, por lo que cuando comenzó a jugar pelota no fue con esas intenciones, así que le llamo probarse en otros equipos de mayor categoría para subir peldaños, y en un principio así fue, para nada le fue fácil acercarse al objetivo de que algún buscador de talentos pusiera el ojo en el, nunca diría que el jugar era algo tan natural como respirar o caminar, entrenaba diario, además de ir al gimnasio, de llevar una vida sana, comer rigurosamente solo lo necesario y nada de desvelarse o alcohol ( y mirá nada más en lo que nos convertimos).
Mientras más avanzaba, más soñaba con ser pitcher de grandes ligas, sentía que con corazón puedes lograr lo que quieras, y así llego hasta la etapa de los equipos regionales, de hacerla ahí, se lo llevarían a alguna sucursal de pelota profesional, llegaría a la antesala de la antesala de grandes ligas, eran dos pasos más para llegar a la meta, nuevamente sentía el coraje de seguirse impulsando aunque la competencia fuera bastante dura, en su mente recorría una y otra vez los partidos que lo habían llevado a esa instancia, las finales ganadas, los juegos lanzados donde todo salía como sí fuera untar mantequilla sobre un pan, sabía de las ocasiones donde nada fue como lo planeado, el control sobre los lanzamientos no estaba siendo el ocasional, pero de alguna manera encontró la manera de sobreponerse a ello, varios de los scouts anteriores no le daban ninguna oportunidad de avanzar, le recordaban mil veces que debería de tener un gran repertorio de lanzamientos, además de la recta, contar con una buena curva, un slider y un cambio, sin eso saldría a palos en una entrada… sin embargo la historia era otra, con simplemente una recta había llegado hasta allá, era echarle en cara a todos los que dudaron de el, ahora se acercaba al momento de la verdad.
Y ese momento no fue nada fácil, a la primera oportunidad que tuvo de entrar en un juego, le conectaron un doble, una base por bolas y un home run, hasta ese día, llevaba tres años lanzando sin que nadie le pusiera la bola detrás de la barda, ahí se descontroló totalmente, simplemente pensó que era un mal día, todo el mundo lo tiene, recordaba esa vieja idea de cuando observaba los juegos de los profesionales y sabía que nadie era una máquina, hasta el mejor fallaba.
La siguiente oportunidad no fue muy diferente, salió bastante raspado, a pesar de lanzar como siempre, aquí le bateaban más duro, más lejos, poco a poco empezó a quedarse en la banca, no se desanimaba, así que las ideas giraban en que todo el mundo tarda en acoplarse un poco a los cambios, era como mudarse a una casa nueva, había que habituarse al nuevo escenario… pero paso un año y nada cambio para bien, observaba jugadores de otros equipos que iban y venían de las sucursales, del peldaño al que le faltaba subir y eran todos ellos enormemente superiores a el en habilidades, tenían todos los repertorios de lanzamientos requeridos, para el ellos eran una especie de semi-dioses, y aún así la lógica no le daba para pensar en que por alguna razón fracasaron en las sucursales, fueron bajados una categoría, ¿pero porque no la hicieron? Era un misterio, tal vez el nivel de allá era infinitamente superior.
Después de días y días de analizar las cosas, recordaba aquellas voces que tanto lo enojaron, que tanto lo motivaron a pelear, pero que en esta ocasión tenía que aceptar que no estaban equivocados, Gastón, con un solo lanzamiento, con una recta, no podía aspirar a llegar a más, no era una recta de 90 millas por hora, era un lazamiento ordinari, por eso ya no podía pensar en llegar a grandes ligas, estaba a años luz de alcanzar el nivel de los otros jugadores, únicamente la posibilidad de volver a nacer con habilidades diferentes o vender el alma al diablo parecían ser las soluciones probables al caso, con lo que el tenía era momento de frenar la caída, al día siguiente dejo al equipo, dio las gracias a aquellos que lo llevaron allá, a quienes en un principio lo invitaron a probarse pero que de ninguna manera lo sacarían de la banca, no les guardaba rencor alguno, después de todo era comprensible lo que hacían, simplemente Gastón llego al tope de sus habilidades.
Cerca de un año le costo saber que podía hacer de su vida, otras personas que fue conociendo lo llevaron al círculo de la Academia donde yo lo conocí, jamás hubiera pensado en esa vida de disciplina que llevo, acá siempre anduvo en la bohemia y justo ahí es que coincidí tantas veces con el para que con el tiempo nos hiciéramos amigos.

Querido Gastón, ojala leyeras esto, acá te extraño bastante y deseo regresar a casa, aquí me empieza a dar lo mismo cualquier cosa, de hecho le he seguido el juego a Oyuki y mañana iré a buscar trabajo, bueno en realidad ella me lo consiguió, ser conserje de la escuela en donde estudia, dice que no debo de esforzarme demasiado y no pagan tan mal, tal vez debería de enojarme con la idea de que me vea de personaje de limpieza, ¿ a poco no le da pena? ¿acaso se sentiría orgullosa de vivir con alguien que se dedicará a limpiar excusados?, tal vez es una prueba, o tal vez no, el caso es que me da igual, siento que sigo cayendo, sigo encontrando que no hay piso debajo de mis pies.

Me vuelve la pregunta acerca de lo que verá en mi Oyuki, ¿estará obsesionada conmigo?, después de todo llego a una edad donde veo que las personas a mi alrededor están prendadas de una sola persona, pueden pasar más por delante de sus ojos, sus brazos, sus labios, pero en el fondo siguen pensando en la única, para Maryna siempre tuvo a su Bogdan, cuando yo estuve con Ella nunca deje de pensar en Maryna… me pregunto sí yo seré la obsesión de alguien más, no lo sé y tal vez mi ego es el que busqué esa respuesta, ahora yo estoy con Oyuki y muchas veces pasa por mi mente el no saber que hago aquí, seguro no la amo, seguro no es por el sexo, vamos hoy no pienso, no deseo en acostarme con ella, ni siquiera al estar el ducha pensaba en echarme una paja en honor de quien yo quisiera en mi mente, nada, absolutamente nada; sigo pensando que el verdadero cambio en mi vida hubiera sido quedarme con Ella, sí tan solo hubiera dado mi máximo… en momentos pienso que esa era la solución, pero a los 5 minutos cambio de parecer, tal vez era como en el caso de Gastón, desde el principio le dijeron la verdad, aquí ella me lo anunció en la cara, la frase de “soy mucha vieja para ti” me persigue como una pesadilla, tal vez era para que en ese instante me doliera el orgullo e hubiera hecho algo arrebatado, le diera un sorpresivo beso, tal vez la hubiera llevado a un hotel, dejarla exhausta, todo por el atrevimiento de decirme que soy poco hombre… ahora he recordado toda la historia de Gastón porque aunque yo jamás haya jugado al beisbol como el, entiendo una cosa, que yo no tengo repertorio de grandes ligas, tal vez yo también posea una recta, y para haberme quedado en la vida de Ella era necesario contar con una buena curva, slider y un cambio, tal vez debería pensar que para cambiar mi suerte, para enamorarme de alguien y ser correspondido tendría que volver a nacer o vender mi alma al diablo, pero tampoco me compro mentiras, después de todo no tengo un corazón de 90 millas por hora, mi corazón es de lo más ordinario.

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