El momento final ha llegado, he aquí lo que faltaba para completar el rompecabezas, siento el dolor en el estómago, no estoy enfermo, más seguro que nunca contemplo que mi muerte se aproxima, lo de hoy es lo que me faltaba.
Solo tengo que hacer dos cosas antes de despedirme de todos, leer dos libros imprescindibles de Céline:
1.- Muerte a crédito
2.- Fantasía para otra ocasión
Después de ello nada de palabras de adiós, simplemente dejaran de haber entradas en este blog, en esta vida, que sencillamente es un completo fraude.
miércoles, 25 de noviembre de 2009
domingo, 22 de noviembre de 2009
la bebida no tiene la culpa
Me duele el estómago, ya era hora de que lo hiciera, después de todo no se puede beber tanto sin que pase algo así, imagino que el doctor diría que sí me quiero matar, y la respuesta es si, ¿quién quiere estar en este mundo de mierda eternamente? Yo no, esta de locos, únicamente porque Oyuki me da un poco de sexo una vez a la quincena, como si fuera mi pago, solo por eso ¿debería de pensar que vale la pena estar aquí?, no lo creo tampoco, desde hace años que me hubiera casado con Sofía, ahora debería de estar en mi tercer o cuarto año de ese infierno, todo depende con la velocidad en que hubiera dicho “si”.
¿Quién dice que a los patanes no nos llega nuestra hora?
También tenemos sentimientos aunque no lo parezca, ahora me pregunto cual será tu paradero, no me importa, no me importas en lo absoluto Sofía, por eso nunca te avise que me iba de ese País de porquería, por eso no te avisaré si me vuelvo a mudar, si regreso o de una vez no me encontrarás más en lugar alguno sobre la tierra.
Que diminuto me siento la noche de hoy, tal vez por ello es que debería de beber otra vez, adormecerme un poco, solo un poco, no quiero olvidar lo inútil que soy por no borrar todo el sufrimiento que sientes, por saber que no significo nada en este punto mientras escribo, quiero que se entienda, no soy nada, por ello dejo estas letras aquí, de vivir, de verdad vivir intensamente iría en este mismo momento a buscarte, ir al aeropuerto, pedir el boleto de regreso y besarte, besarte hasta que ya no pueda más, porque sabes, quiero llorar, quiero patear, quiero caer, eso es lo mejor que se me da, el amar, el ser valiente es para otros.
Hoy solo te digo que te empiezo a amar, si lo escribo bien, te amo y son un imbécil miedoso, únicamente al beber pienso en que tu y yo tenemos un futuro, ya sobrio no existe un mañana, no hay siquiera una hora siguiente, el instante que esta por pasar se pierde, se congela, tal vez en mi cabeza me busque el pretexto de que no tengo dinero para el avión, seguramente así justificaré mi derrota en los años venideros, decir que nunca tuve la suerte, ¡¡¡maldito perdedor!!!, me doy asco.
Ahora solo queda en seguir con esto, mañana ir a trabajar limpiando mierda, porque eso es lo que seré, nada que “personal de limpieza”, soy un limpia mierda, habrá que abrirse paso… aunque la verdad es que termine en el piso sin alcohol y sin ti, pensando en que lo mejor para abrir sea tu blusa, tu sostén, morderte los senos..; pero ahora solo me morderé un huevo, porque te amo y no soy nada, bonito momento de descubrirlo.
Esa debe ser la mejor explicación de porque me duele el estómago, la bebida no tiene nada que ver, me haces falta.
¿Quién dice que a los patanes no nos llega nuestra hora?
También tenemos sentimientos aunque no lo parezca, ahora me pregunto cual será tu paradero, no me importa, no me importas en lo absoluto Sofía, por eso nunca te avise que me iba de ese País de porquería, por eso no te avisaré si me vuelvo a mudar, si regreso o de una vez no me encontrarás más en lugar alguno sobre la tierra.
Que diminuto me siento la noche de hoy, tal vez por ello es que debería de beber otra vez, adormecerme un poco, solo un poco, no quiero olvidar lo inútil que soy por no borrar todo el sufrimiento que sientes, por saber que no significo nada en este punto mientras escribo, quiero que se entienda, no soy nada, por ello dejo estas letras aquí, de vivir, de verdad vivir intensamente iría en este mismo momento a buscarte, ir al aeropuerto, pedir el boleto de regreso y besarte, besarte hasta que ya no pueda más, porque sabes, quiero llorar, quiero patear, quiero caer, eso es lo mejor que se me da, el amar, el ser valiente es para otros.
Hoy solo te digo que te empiezo a amar, si lo escribo bien, te amo y son un imbécil miedoso, únicamente al beber pienso en que tu y yo tenemos un futuro, ya sobrio no existe un mañana, no hay siquiera una hora siguiente, el instante que esta por pasar se pierde, se congela, tal vez en mi cabeza me busque el pretexto de que no tengo dinero para el avión, seguramente así justificaré mi derrota en los años venideros, decir que nunca tuve la suerte, ¡¡¡maldito perdedor!!!, me doy asco.
Ahora solo queda en seguir con esto, mañana ir a trabajar limpiando mierda, porque eso es lo que seré, nada que “personal de limpieza”, soy un limpia mierda, habrá que abrirse paso… aunque la verdad es que termine en el piso sin alcohol y sin ti, pensando en que lo mejor para abrir sea tu blusa, tu sostén, morderte los senos..; pero ahora solo me morderé un huevo, porque te amo y no soy nada, bonito momento de descubrirlo.
Esa debe ser la mejor explicación de porque me duele el estómago, la bebida no tiene nada que ver, me haces falta.
martes, 17 de noviembre de 2009
de 90 millas por hora
“Quiero decir que en el miedo
Siempre hay algo nuevo
Que los cobardes son tantos
Como tú y yo
Por eso al mirarte a los ojos
Me enredo y esquivo
Como un animal atrapado
Que te vas a comer…”
Cantaba esas letras de Bushido mientras estaba en la regadera, un buen baño con agua caliente puede ser una buena manera de iniciar el día, aunque debo de ser consiente de que hoy necesite de algo más; recuerdo que Gastón decía muchas cosas acerca de Dalí, el problema es que muchas de ellas eran al estar ebrios y ahora no recuerdo mucho o tampoco confío de que sean memorias 100% fieles, en una de esas, Gastón mencionaba el hecho que según Dalí la masturbación era el acto sexual más puro, y que de alguna manera cada persona podía iniciar su día con masturbarse al estar en la ducha… suena bien la idea, pero por ahora me siento bastante apático como para siquiera autoestimularme.
Extraño demasiado poder hablar con Gastón, mi cabeza comienza a generar muchas interrogantes y no hay nadie con quien poder hablar aquí, cuando sucede esto de que cualquier apetito sexual se apaga me siento como un maldito cobarde, siento que le huyo a todo incluyendo eso, es siempre más fácil encerrarme a leer, pero en esta casa pareciera que el lugar idóneo es el baño, al menos ahí puedo estar seguro de alguna persecución de Oyuki, ahora me pregunto ¿Por qué me trajo con ella a Lisboa? Hasta ahora sigue con lo de que busque trabajo es que se pudiera pensar que necesite que aporte a nuestra economía, pero seguro estoy de que no me necesita para eso, tampoco soy su alma gemela, entonces no debería de tener ningún problema para encontrar un lusitano que derroche pasión por ella, ¿porqué continúa aguantándome? Pudiera ser una meta personal el devolverme algo de vida, una especie de afrenta a lograr, una encomienda acaso de que debe de estar conmigo para hacerme un hombre completo, ¿será eso?
Oyuki no tiene nada de cobarde, eso es más que claro, recuerdo cuando Gastón y yo pasamos innumerables noches bebiendo, sintiendo que no pertenecíamos a ese mundo de ir a bares, a clubes buscando mujeres, tratando de ser populares, llegando con ropas caras, camisa desabotonada, pidiendo bebidas exóticas en la barra, tratando de usar la mirada depredadora… nada de eso, nos alegraba regodearnos en nuestra miseria, llamando al departamento como el “club de los perdedores”, ahora pienso en inaugurar uno nuevo, “el club de los cobardes”, lástima que mi amigo este tan lejos para preguntarle sí desea participar, por lo que por ahora seré miembro exclusivo, me debería crear una tarjeta de “gold member”, eso le daría mayor prestigio a mi puesto.
Recuerdo la ocasión en que Gastón me platicaba acerca de su adolescencia, en aquellos años aún no lo conocía, pero entonces me decía que era una persona diferente, un soñador como suele decirse a esa etapa en que uno pelea por algo; durante esos años el jugaba beisbol, por entonces las personas que lo rodeaban le comentaban que tenía aptitudes para llegar más lejos, jamás de niño soñó con algo así, por lo que cuando comenzó a jugar pelota no fue con esas intenciones, así que le llamo probarse en otros equipos de mayor categoría para subir peldaños, y en un principio así fue, para nada le fue fácil acercarse al objetivo de que algún buscador de talentos pusiera el ojo en el, nunca diría que el jugar era algo tan natural como respirar o caminar, entrenaba diario, además de ir al gimnasio, de llevar una vida sana, comer rigurosamente solo lo necesario y nada de desvelarse o alcohol ( y mirá nada más en lo que nos convertimos).
Mientras más avanzaba, más soñaba con ser pitcher de grandes ligas, sentía que con corazón puedes lograr lo que quieras, y así llego hasta la etapa de los equipos regionales, de hacerla ahí, se lo llevarían a alguna sucursal de pelota profesional, llegaría a la antesala de la antesala de grandes ligas, eran dos pasos más para llegar a la meta, nuevamente sentía el coraje de seguirse impulsando aunque la competencia fuera bastante dura, en su mente recorría una y otra vez los partidos que lo habían llevado a esa instancia, las finales ganadas, los juegos lanzados donde todo salía como sí fuera untar mantequilla sobre un pan, sabía de las ocasiones donde nada fue como lo planeado, el control sobre los lanzamientos no estaba siendo el ocasional, pero de alguna manera encontró la manera de sobreponerse a ello, varios de los scouts anteriores no le daban ninguna oportunidad de avanzar, le recordaban mil veces que debería de tener un gran repertorio de lanzamientos, además de la recta, contar con una buena curva, un slider y un cambio, sin eso saldría a palos en una entrada… sin embargo la historia era otra, con simplemente una recta había llegado hasta allá, era echarle en cara a todos los que dudaron de el, ahora se acercaba al momento de la verdad.
Y ese momento no fue nada fácil, a la primera oportunidad que tuvo de entrar en un juego, le conectaron un doble, una base por bolas y un home run, hasta ese día, llevaba tres años lanzando sin que nadie le pusiera la bola detrás de la barda, ahí se descontroló totalmente, simplemente pensó que era un mal día, todo el mundo lo tiene, recordaba esa vieja idea de cuando observaba los juegos de los profesionales y sabía que nadie era una máquina, hasta el mejor fallaba.
La siguiente oportunidad no fue muy diferente, salió bastante raspado, a pesar de lanzar como siempre, aquí le bateaban más duro, más lejos, poco a poco empezó a quedarse en la banca, no se desanimaba, así que las ideas giraban en que todo el mundo tarda en acoplarse un poco a los cambios, era como mudarse a una casa nueva, había que habituarse al nuevo escenario… pero paso un año y nada cambio para bien, observaba jugadores de otros equipos que iban y venían de las sucursales, del peldaño al que le faltaba subir y eran todos ellos enormemente superiores a el en habilidades, tenían todos los repertorios de lanzamientos requeridos, para el ellos eran una especie de semi-dioses, y aún así la lógica no le daba para pensar en que por alguna razón fracasaron en las sucursales, fueron bajados una categoría, ¿pero porque no la hicieron? Era un misterio, tal vez el nivel de allá era infinitamente superior.
Después de días y días de analizar las cosas, recordaba aquellas voces que tanto lo enojaron, que tanto lo motivaron a pelear, pero que en esta ocasión tenía que aceptar que no estaban equivocados, Gastón, con un solo lanzamiento, con una recta, no podía aspirar a llegar a más, no era una recta de 90 millas por hora, era un lazamiento ordinari, por eso ya no podía pensar en llegar a grandes ligas, estaba a años luz de alcanzar el nivel de los otros jugadores, únicamente la posibilidad de volver a nacer con habilidades diferentes o vender el alma al diablo parecían ser las soluciones probables al caso, con lo que el tenía era momento de frenar la caída, al día siguiente dejo al equipo, dio las gracias a aquellos que lo llevaron allá, a quienes en un principio lo invitaron a probarse pero que de ninguna manera lo sacarían de la banca, no les guardaba rencor alguno, después de todo era comprensible lo que hacían, simplemente Gastón llego al tope de sus habilidades.
Cerca de un año le costo saber que podía hacer de su vida, otras personas que fue conociendo lo llevaron al círculo de la Academia donde yo lo conocí, jamás hubiera pensado en esa vida de disciplina que llevo, acá siempre anduvo en la bohemia y justo ahí es que coincidí tantas veces con el para que con el tiempo nos hiciéramos amigos.
Querido Gastón, ojala leyeras esto, acá te extraño bastante y deseo regresar a casa, aquí me empieza a dar lo mismo cualquier cosa, de hecho le he seguido el juego a Oyuki y mañana iré a buscar trabajo, bueno en realidad ella me lo consiguió, ser conserje de la escuela en donde estudia, dice que no debo de esforzarme demasiado y no pagan tan mal, tal vez debería de enojarme con la idea de que me vea de personaje de limpieza, ¿ a poco no le da pena? ¿acaso se sentiría orgullosa de vivir con alguien que se dedicará a limpiar excusados?, tal vez es una prueba, o tal vez no, el caso es que me da igual, siento que sigo cayendo, sigo encontrando que no hay piso debajo de mis pies.
Me vuelve la pregunta acerca de lo que verá en mi Oyuki, ¿estará obsesionada conmigo?, después de todo llego a una edad donde veo que las personas a mi alrededor están prendadas de una sola persona, pueden pasar más por delante de sus ojos, sus brazos, sus labios, pero en el fondo siguen pensando en la única, para Maryna siempre tuvo a su Bogdan, cuando yo estuve con Ella nunca deje de pensar en Maryna… me pregunto sí yo seré la obsesión de alguien más, no lo sé y tal vez mi ego es el que busqué esa respuesta, ahora yo estoy con Oyuki y muchas veces pasa por mi mente el no saber que hago aquí, seguro no la amo, seguro no es por el sexo, vamos hoy no pienso, no deseo en acostarme con ella, ni siquiera al estar el ducha pensaba en echarme una paja en honor de quien yo quisiera en mi mente, nada, absolutamente nada; sigo pensando que el verdadero cambio en mi vida hubiera sido quedarme con Ella, sí tan solo hubiera dado mi máximo… en momentos pienso que esa era la solución, pero a los 5 minutos cambio de parecer, tal vez era como en el caso de Gastón, desde el principio le dijeron la verdad, aquí ella me lo anunció en la cara, la frase de “soy mucha vieja para ti” me persigue como una pesadilla, tal vez era para que en ese instante me doliera el orgullo e hubiera hecho algo arrebatado, le diera un sorpresivo beso, tal vez la hubiera llevado a un hotel, dejarla exhausta, todo por el atrevimiento de decirme que soy poco hombre… ahora he recordado toda la historia de Gastón porque aunque yo jamás haya jugado al beisbol como el, entiendo una cosa, que yo no tengo repertorio de grandes ligas, tal vez yo también posea una recta, y para haberme quedado en la vida de Ella era necesario contar con una buena curva, slider y un cambio, tal vez debería pensar que para cambiar mi suerte, para enamorarme de alguien y ser correspondido tendría que volver a nacer o vender mi alma al diablo, pero tampoco me compro mentiras, después de todo no tengo un corazón de 90 millas por hora, mi corazón es de lo más ordinario.
Siempre hay algo nuevo
Que los cobardes son tantos
Como tú y yo
Por eso al mirarte a los ojos
Me enredo y esquivo
Como un animal atrapado
Que te vas a comer…”
Cantaba esas letras de Bushido mientras estaba en la regadera, un buen baño con agua caliente puede ser una buena manera de iniciar el día, aunque debo de ser consiente de que hoy necesite de algo más; recuerdo que Gastón decía muchas cosas acerca de Dalí, el problema es que muchas de ellas eran al estar ebrios y ahora no recuerdo mucho o tampoco confío de que sean memorias 100% fieles, en una de esas, Gastón mencionaba el hecho que según Dalí la masturbación era el acto sexual más puro, y que de alguna manera cada persona podía iniciar su día con masturbarse al estar en la ducha… suena bien la idea, pero por ahora me siento bastante apático como para siquiera autoestimularme.
Extraño demasiado poder hablar con Gastón, mi cabeza comienza a generar muchas interrogantes y no hay nadie con quien poder hablar aquí, cuando sucede esto de que cualquier apetito sexual se apaga me siento como un maldito cobarde, siento que le huyo a todo incluyendo eso, es siempre más fácil encerrarme a leer, pero en esta casa pareciera que el lugar idóneo es el baño, al menos ahí puedo estar seguro de alguna persecución de Oyuki, ahora me pregunto ¿Por qué me trajo con ella a Lisboa? Hasta ahora sigue con lo de que busque trabajo es que se pudiera pensar que necesite que aporte a nuestra economía, pero seguro estoy de que no me necesita para eso, tampoco soy su alma gemela, entonces no debería de tener ningún problema para encontrar un lusitano que derroche pasión por ella, ¿porqué continúa aguantándome? Pudiera ser una meta personal el devolverme algo de vida, una especie de afrenta a lograr, una encomienda acaso de que debe de estar conmigo para hacerme un hombre completo, ¿será eso?
Oyuki no tiene nada de cobarde, eso es más que claro, recuerdo cuando Gastón y yo pasamos innumerables noches bebiendo, sintiendo que no pertenecíamos a ese mundo de ir a bares, a clubes buscando mujeres, tratando de ser populares, llegando con ropas caras, camisa desabotonada, pidiendo bebidas exóticas en la barra, tratando de usar la mirada depredadora… nada de eso, nos alegraba regodearnos en nuestra miseria, llamando al departamento como el “club de los perdedores”, ahora pienso en inaugurar uno nuevo, “el club de los cobardes”, lástima que mi amigo este tan lejos para preguntarle sí desea participar, por lo que por ahora seré miembro exclusivo, me debería crear una tarjeta de “gold member”, eso le daría mayor prestigio a mi puesto.
Recuerdo la ocasión en que Gastón me platicaba acerca de su adolescencia, en aquellos años aún no lo conocía, pero entonces me decía que era una persona diferente, un soñador como suele decirse a esa etapa en que uno pelea por algo; durante esos años el jugaba beisbol, por entonces las personas que lo rodeaban le comentaban que tenía aptitudes para llegar más lejos, jamás de niño soñó con algo así, por lo que cuando comenzó a jugar pelota no fue con esas intenciones, así que le llamo probarse en otros equipos de mayor categoría para subir peldaños, y en un principio así fue, para nada le fue fácil acercarse al objetivo de que algún buscador de talentos pusiera el ojo en el, nunca diría que el jugar era algo tan natural como respirar o caminar, entrenaba diario, además de ir al gimnasio, de llevar una vida sana, comer rigurosamente solo lo necesario y nada de desvelarse o alcohol ( y mirá nada más en lo que nos convertimos).
Mientras más avanzaba, más soñaba con ser pitcher de grandes ligas, sentía que con corazón puedes lograr lo que quieras, y así llego hasta la etapa de los equipos regionales, de hacerla ahí, se lo llevarían a alguna sucursal de pelota profesional, llegaría a la antesala de la antesala de grandes ligas, eran dos pasos más para llegar a la meta, nuevamente sentía el coraje de seguirse impulsando aunque la competencia fuera bastante dura, en su mente recorría una y otra vez los partidos que lo habían llevado a esa instancia, las finales ganadas, los juegos lanzados donde todo salía como sí fuera untar mantequilla sobre un pan, sabía de las ocasiones donde nada fue como lo planeado, el control sobre los lanzamientos no estaba siendo el ocasional, pero de alguna manera encontró la manera de sobreponerse a ello, varios de los scouts anteriores no le daban ninguna oportunidad de avanzar, le recordaban mil veces que debería de tener un gran repertorio de lanzamientos, además de la recta, contar con una buena curva, un slider y un cambio, sin eso saldría a palos en una entrada… sin embargo la historia era otra, con simplemente una recta había llegado hasta allá, era echarle en cara a todos los que dudaron de el, ahora se acercaba al momento de la verdad.
Y ese momento no fue nada fácil, a la primera oportunidad que tuvo de entrar en un juego, le conectaron un doble, una base por bolas y un home run, hasta ese día, llevaba tres años lanzando sin que nadie le pusiera la bola detrás de la barda, ahí se descontroló totalmente, simplemente pensó que era un mal día, todo el mundo lo tiene, recordaba esa vieja idea de cuando observaba los juegos de los profesionales y sabía que nadie era una máquina, hasta el mejor fallaba.
La siguiente oportunidad no fue muy diferente, salió bastante raspado, a pesar de lanzar como siempre, aquí le bateaban más duro, más lejos, poco a poco empezó a quedarse en la banca, no se desanimaba, así que las ideas giraban en que todo el mundo tarda en acoplarse un poco a los cambios, era como mudarse a una casa nueva, había que habituarse al nuevo escenario… pero paso un año y nada cambio para bien, observaba jugadores de otros equipos que iban y venían de las sucursales, del peldaño al que le faltaba subir y eran todos ellos enormemente superiores a el en habilidades, tenían todos los repertorios de lanzamientos requeridos, para el ellos eran una especie de semi-dioses, y aún así la lógica no le daba para pensar en que por alguna razón fracasaron en las sucursales, fueron bajados una categoría, ¿pero porque no la hicieron? Era un misterio, tal vez el nivel de allá era infinitamente superior.
Después de días y días de analizar las cosas, recordaba aquellas voces que tanto lo enojaron, que tanto lo motivaron a pelear, pero que en esta ocasión tenía que aceptar que no estaban equivocados, Gastón, con un solo lanzamiento, con una recta, no podía aspirar a llegar a más, no era una recta de 90 millas por hora, era un lazamiento ordinari, por eso ya no podía pensar en llegar a grandes ligas, estaba a años luz de alcanzar el nivel de los otros jugadores, únicamente la posibilidad de volver a nacer con habilidades diferentes o vender el alma al diablo parecían ser las soluciones probables al caso, con lo que el tenía era momento de frenar la caída, al día siguiente dejo al equipo, dio las gracias a aquellos que lo llevaron allá, a quienes en un principio lo invitaron a probarse pero que de ninguna manera lo sacarían de la banca, no les guardaba rencor alguno, después de todo era comprensible lo que hacían, simplemente Gastón llego al tope de sus habilidades.
Cerca de un año le costo saber que podía hacer de su vida, otras personas que fue conociendo lo llevaron al círculo de la Academia donde yo lo conocí, jamás hubiera pensado en esa vida de disciplina que llevo, acá siempre anduvo en la bohemia y justo ahí es que coincidí tantas veces con el para que con el tiempo nos hiciéramos amigos.
Querido Gastón, ojala leyeras esto, acá te extraño bastante y deseo regresar a casa, aquí me empieza a dar lo mismo cualquier cosa, de hecho le he seguido el juego a Oyuki y mañana iré a buscar trabajo, bueno en realidad ella me lo consiguió, ser conserje de la escuela en donde estudia, dice que no debo de esforzarme demasiado y no pagan tan mal, tal vez debería de enojarme con la idea de que me vea de personaje de limpieza, ¿ a poco no le da pena? ¿acaso se sentiría orgullosa de vivir con alguien que se dedicará a limpiar excusados?, tal vez es una prueba, o tal vez no, el caso es que me da igual, siento que sigo cayendo, sigo encontrando que no hay piso debajo de mis pies.
Me vuelve la pregunta acerca de lo que verá en mi Oyuki, ¿estará obsesionada conmigo?, después de todo llego a una edad donde veo que las personas a mi alrededor están prendadas de una sola persona, pueden pasar más por delante de sus ojos, sus brazos, sus labios, pero en el fondo siguen pensando en la única, para Maryna siempre tuvo a su Bogdan, cuando yo estuve con Ella nunca deje de pensar en Maryna… me pregunto sí yo seré la obsesión de alguien más, no lo sé y tal vez mi ego es el que busqué esa respuesta, ahora yo estoy con Oyuki y muchas veces pasa por mi mente el no saber que hago aquí, seguro no la amo, seguro no es por el sexo, vamos hoy no pienso, no deseo en acostarme con ella, ni siquiera al estar el ducha pensaba en echarme una paja en honor de quien yo quisiera en mi mente, nada, absolutamente nada; sigo pensando que el verdadero cambio en mi vida hubiera sido quedarme con Ella, sí tan solo hubiera dado mi máximo… en momentos pienso que esa era la solución, pero a los 5 minutos cambio de parecer, tal vez era como en el caso de Gastón, desde el principio le dijeron la verdad, aquí ella me lo anunció en la cara, la frase de “soy mucha vieja para ti” me persigue como una pesadilla, tal vez era para que en ese instante me doliera el orgullo e hubiera hecho algo arrebatado, le diera un sorpresivo beso, tal vez la hubiera llevado a un hotel, dejarla exhausta, todo por el atrevimiento de decirme que soy poco hombre… ahora he recordado toda la historia de Gastón porque aunque yo jamás haya jugado al beisbol como el, entiendo una cosa, que yo no tengo repertorio de grandes ligas, tal vez yo también posea una recta, y para haberme quedado en la vida de Ella era necesario contar con una buena curva, slider y un cambio, tal vez debería pensar que para cambiar mi suerte, para enamorarme de alguien y ser correspondido tendría que volver a nacer o vender mi alma al diablo, pero tampoco me compro mentiras, después de todo no tengo un corazón de 90 millas por hora, mi corazón es de lo más ordinario.
sábado, 7 de noviembre de 2009
for sure
Hoy me llegó una idea que se acerca demasiado a los terrenos de la certeza:
No moriré de nada, posiblemente sea de cansancio o de tanto desamor, esto último es lo más seguro.
in a cage
En algún momento se iba a hablar, era estar jugando a las escondidas con Oyuki de una manera infantil, casi de adolescente, me recordaba a los días donde me enojaba con mi Padre y no deseaba enfrentarlo, para ello aprovechaba que el se dormía religiosamente a la misma hora, entonces yo llegaba mucho después de ese momento, ya en la mañana me despertaba cuando el había salido a trabajar, y así podían suceder semanas hasta que se reanudaba la comunicación de la manera tradicional: aceptar que me equivoque, fuera o no el caso.
Aquí no puedo decir que sea lo mismo, primero no estoy dispuesto a echarme la culpa para que algo se rescate, definitivamente no lo haré, el problema es que al dormir en la sala no tengo tanto refugio para hacerme el desaparecido, igual me hago el adormilado o salgo a vagabundear en el frío de la calle, ese clima helado del que muchos se quejan, del que prefieren estar guardados, a mi me resulta preferible tener afuera a mi trasero congelándose que estar ahí dentro con un nudo en el estómago.
Llegó la ocasión donde los Lopes salieron por una especie de emergencia, sigo sin entenderlos mucho, únicamente escuche algo como “ando a preocupada…e nao estou, a serio, amanha de ser ultrapasada”, entonces hubo un dialogo más rápido, más palabras que no me dieron tiempo de entender hasta que escuché el portazo a la salida del departamento.
Entonces sentí una sensación más helada que la de la calle, nos quedamos solos Oyuki y yo, no había de hacerse el desaparecido, el dormido, el ocupado, nada, y como ella pensó lo mismo se avalazo de inmediato:
-¿Y entonces, piensas en hablarme en algún momento, o vamos a continuar igual?
-¿Igual cómo?
- Sabes bastante bien de lo que hablo, desde que paso lo del cineclub, que la verdad es que ya ni quiero pensar en ello… bueno si, la verdad es que cómo se te ocurrió dejarme ahí, en un momento veíamos la película, al siguiente tenías tus manos entre mis piernas, y al siguiente saliste disparado del asiento, yo pensé que te había pasado algo, pero no, una vez que saliste supe perfectamente lo que sucedía, intente alcanzarte, la verdad no quise voltear a ver a esas personas de la sala, imaginaba sus miradas libinidosas, sus pensamientos asquerosos de los pocos pero bien enterados asistentes, ¡No sabes lo que me hiciste pasar! ¿Y si me hubiera ocurrido algo? ¡Salí corriendo!... y todo para qué, para no encontrarte… luego regresas y todos estos días jugando a que no pasa nada, a que vives solo ¿o qué?
La verdad es que no supe que contestar, me referí básicamente a la idea de que no me encuentro en este lugar, pensé que sería diferente cambiar de país, de personas, de clima, todo diferente para que pudiera sentirme feliz, pero no es así, el vacío es siempre el mismo haga calor o frío, hables español o portugués, me desesperaba por no entender el idioma por más que me digas que es muy fácil, cuantas veces he escuchado que todo es fácil, desde siempre, “juanito hace bien fácil las multiplicaciones”, “Sr. nobody hizo una gran fortuna bien fácil”, y así, las personas parecen echarte en la cara las cosas cuando resuelven algo a la primera, cuando hacer de comer es fácil, embriagarse es fácil, follarse a una mujer es fácil, obtener un trabajo es fácil, caerle bien a tu jefe es fácil, por supuesto obtener un asenso es fácil, enamorarse es fácil, todo, todo, menos volarse la cabeza, ¿Por qué no lo hacen para demostrármelo? ¡Malditos videntes de dos pesos!
Oyuki me dijo que tenía que hacer algo con mi tiempo, eso de estar rondando por las calles sin ninguna dirección o propósito solo hace que piense en cosas raras, me puso el ejemplo de los que se jubilan a muy temprana edad y que después no encuentran que hacer con sus vidas, entonces lo conveniente es que busque un trabajo, ella misma propuso que en la siguiente semana me ayudará a darme opciones, a mi me parece un tanto imposible por lo mismo que llevo diciendo del habla, además no me emociona buscar un trabajo como tal, por eso es que busqué aquello de andar en las exposiciones, de vender mis cuadros, no digo que sea fácil, pero para mi es mejor que ir todos los días a un lugar y hacer algo estúpido a cambio de unos billetes, parece denigrante el asunto; lo peor es que ella lo sabe, no sé porque me lo propone así, pero es mejor no decir nada por el momento, a quedarme callado.
Ahora, bien puede ser que por toda la tensión generada no nos percatamos de lo esencial, que en ese momento estábamos finalmente a solas en el departamento desde que llegamos a Lisboa, por lo que al notarlo la reacción fue inmediatamente la misma, nos lanzamos a la habitación de Oyuki, dentro de un remolino acalorado, apresurado, cualquiera pensaría que al tener tiempo de sobra para nuestros forcejeos todo se daría con calma, pero no, tanta energía contenida deseaba ser liberada de la manera más profusa, fuerza provoca fuerza, que sensación de enorme fortaleza me daba el arrancar de pronto su blusa, los pechos tan apretados dentro del sostén gritaban “tómame”, estamos aquí para ti, solo hoy, no te demores, apúrate, apriétame, muérdeme… ella pasaba sus manos sobre mi espalda desnuda, sentía sus uñas largas deslizándose de un lado para otro, ir al cuello, volver a bajar…no espere más y me deshice de mi pantalón, casi a la par busqué quitarle la falda larga que Oyuki desplegaba, ahí fue donde todo empezó a cambiar, ella llevaba puesta unas mallas de pescador que le cubría completamente todas las piernas, la sensación al tacto era impresionante, como cada dedo se deleitaba con los surcos generados por cada cuadro, cada hilo de la malla, la piel tan ricamente sobresaliendo de cada espacio, sus piernas eran un delirio, en ese momento deseaba haber tenido más brazos, más manos, más maneras de alcanzar más sitios a la vez; mientras mis manos hacían de las suyas ella se quito el sostén y no espere más para morder sus pezones, esta vez no jugué con ellos, esta vez no era momento para ir con calma, era todo de una vez, me gustaba la sensación de tenerlos a mi merced, de jalarlos, morderlos de la orillita, empujarlos de vuelta con la lengua… escuchaba al instante un sonido, no podía estar seguro de que era, casi podía asegurar que fue un gemido de ella, la fuerza que yo llevaba en mi interior era enorme, ella también estaba entregándose completamente… con una mano alcancé su seno izquierdo mientras que con la otra mano libre me fui directamente a las nalgas, la textura de rombos me llevaba a esa zona tan hermosa al tacto, tan dura que se sentía al estar en ese contenedor, para mi sorpresa me daba cuenta que seguramente ella traía puesta una tanga, ya que completamente iba de un lado a otro sin sentir tela alguna detrás de la malla, ella subió la pierna para enredarla un poco en la mía, entonces nos seguíamos besando, y así, sin ninguna delicadeza, llevé directamente mi mano a su pequeño rincón, y ahí precisamente me lleve una gran sorpresa que nos encendió a los dos a un nivel mayor, Oyuki no llevaba tanga, porque en realidad no había otra cosa bajo la malla que su hermosa piel… nuevamente el sonido… no logré captarlo del todo…seguro volvió a gemir, se estremeció en cuanto sentí su mata, su sábila… estaba muy húmeda, ahora todo su cuerpo se bañaba en sudor…ella me quitaba el boxer de encima para apretar con su mano mi armamento, nuevamente gemía, eso me excitaba mayúsculamente, sentía que en cualquier momento podía perder el control, todo era demasiado intenso, demasiado rápido, de momento la besaba en los labios, al siguiente me acababa su cuello, le mordía el hombro, mis manos podían pasar de un lado a otro, de la cintura, la espalda, un seno, una nalga, la mata saliendo de entre las rendijas, ¡¡¡cielos!!! hasta los jalaba, encontraba un cierto placer sádico en hacerlo así, algunos de ellos yacían completamente húmedos, con mis dedos intentaba ir a la fuente de toda esa sábila, pero la malla me impedía hacerlo, Oyuki intento quitárselas, yo le pedí que esperara, tenía otra idea. En esa habitación había un juego de costura o algo por el estilo, rápidamente eche un ojo para encontrar una tijeras, ella se quedo viendo como me hincaba a sus pies con el instrumento para cortar esas rendijitas, para liberar aquello que se encontraba cautivo, la verdad me puse un poco nervioso, a pesar de contar con la luz que permitían pasar las cortinas me tembló un poco la mano, ella prefirió ayudarme un poco, hizo los cortes, botamos las tijeras y mis dedos entraron como en mantequilla por aquél pequeño horno… nos acostamos en la cama, ella quedaba debajo de mi con las piernas abiertas, nos seguíamos besando, yo acariciándola, ella me apretaba una nalga, de pronto iba más abajo y me jalaba las pelotas, parecía que deseaba jugar con ellas en sus manos…un nuevo frenesí llego como oleada, más gemidos, más juegos con las mallas, ahora que ella estaba recostada la recorrí con mis labios, con la lengua, al llegar a sus piernas deseaba arrancar los surcos a mordidas, de verdad lo intente pero era imposible, estaban muy apretadas, así que de inmediato pensé en el único lugar donde la puerta fue abierta, directo al pequeño rincón, intenté abrirme paso con mi lengua pero era un tanto complicado por la posición en que nos encontramos, Oyuki parecía tener descargas eléctricas, se notaba que le encantaba aquello y a mi me provocaba más fuerza, más entusiasmo, nos giramos en la cama, ahora ella quedaba arriba de mi, esto estaba mucho mejor así, la gravedad hacía que ella quedará justo en mi boca, mientras sentía sus gloriosas nalgas cerca de mi rostro, mis manos estaban completamente libres para sentir aquellas mallas, volver a recorrer cada rumbo, para usar la punta de mis dedos, para apretarla mientras mi lengua era como un helicóptero que no dejaba de dar vueltas y que mientras más entraba a ese pequeño horno suyo, más nos elevábamos de la tierra… otra vez el ruido del principio, era muy silencioso, como un sonido cauteloso… volvía a estar seguro que era un gemido más… mientras tanto ella tomaba mi palanca entre sus manos, parecía que Oyuki jugaba a que iba en un auto a toda velocidad, pero no iba en una simple recta, podía ser una carretera llena de curvas, metía los cambios una y otra vez, manejaba en los Alpes…me apretaba las bolas de vez en cuando, me encendía más y de vez en vez ella aplicaba fuerza de más, hacía que me doliera, pero no era algo que me molestará, era algo así como un dolor con placer, mientras más arreciará ella con las manos, más lo haría yo con mi lengua, ese era el juego… hasta que súbitamente las sensaciones cambiaron, lo que sentía era más sutil… me di cuenta que ambas manos de Oyuki posaban en mis piernas mientras yo sentía un completo placer… continuaba el juego…cada quien seguía la velocidad del otro, de pronto el sonido otra vez…ahora pensé que lo imaginé, porque ¿cómo podría gemir mientras me acariciaba de esa manera?... si es mi mente…ella comenzó a sacudirse vertiginosamente, se levanto un poco y ahora si escuchaba su voz “más rápido”, decía, mientras ella se agarraba de mí como si estuviera en el rodeo, tiraba una y otra vez, en ocasiones era tan fuerte que nuevamente sentía esa mezcla de dolor-placer…el ruido nuevamente…¿de verdad gime?... ella seguía tirando de mí…otra vez… ¿gimió?... ahora bruscamente sus piernas se convierten en una especie de tenazas que por poco atrapan a mi cabeza, después de tanto juguetear con mi lengua, de sentir y absorber su miel, de sentir como aquello eran unos delicados pétalos en mi boca, vino el relampagueo final en todo su cuerpo… se arrojo hacía un lado de mi, se coloco al costado de la cama, para ese momento nos bañábamos en sudor…respirando agitadamente como después de correr un maratón, pero ¡vaya maratón!.. ahora comenzaba a pensar poco a poco, ya que mis sentidos, mis ansías, mi hambre de su carne comenzaba a entrar en reposo había algo que no entendía del todo, ¿porqué con el frío que hace afuera Oyuki no llevaba puesta una tanga o lo que fuera? ¿Porqué traía las mallas de pesacador?... entonces todo comenzó a aparecer por partes… ella ya sabía que los Lopes saldrían, que nos quedaríamos solos… algo parecido a un dolor en el estómago se dio en ese momento, ahora el sudor que exhalaba era frío, entendía completamente, las mallas eran algo simbólico, al comprender lo siguiente un vacío en el estómago sentí, el ruido que comencé a escuchar desde el principio como algo sigiloso y que aparecía cada vez que subimos de nivel, de intensidad, no fue en realidad que Oyuki gimiera, era que se deslizaba poco a poco la trampa, en ese momento cayó la jaula por completo, ella me abrasaba y al oído me decía “verdad que vas a buscar trabajo”.
Aquí no puedo decir que sea lo mismo, primero no estoy dispuesto a echarme la culpa para que algo se rescate, definitivamente no lo haré, el problema es que al dormir en la sala no tengo tanto refugio para hacerme el desaparecido, igual me hago el adormilado o salgo a vagabundear en el frío de la calle, ese clima helado del que muchos se quejan, del que prefieren estar guardados, a mi me resulta preferible tener afuera a mi trasero congelándose que estar ahí dentro con un nudo en el estómago.
Llegó la ocasión donde los Lopes salieron por una especie de emergencia, sigo sin entenderlos mucho, únicamente escuche algo como “ando a preocupada…e nao estou, a serio, amanha de ser ultrapasada”, entonces hubo un dialogo más rápido, más palabras que no me dieron tiempo de entender hasta que escuché el portazo a la salida del departamento.
Entonces sentí una sensación más helada que la de la calle, nos quedamos solos Oyuki y yo, no había de hacerse el desaparecido, el dormido, el ocupado, nada, y como ella pensó lo mismo se avalazo de inmediato:
-¿Y entonces, piensas en hablarme en algún momento, o vamos a continuar igual?
-¿Igual cómo?
- Sabes bastante bien de lo que hablo, desde que paso lo del cineclub, que la verdad es que ya ni quiero pensar en ello… bueno si, la verdad es que cómo se te ocurrió dejarme ahí, en un momento veíamos la película, al siguiente tenías tus manos entre mis piernas, y al siguiente saliste disparado del asiento, yo pensé que te había pasado algo, pero no, una vez que saliste supe perfectamente lo que sucedía, intente alcanzarte, la verdad no quise voltear a ver a esas personas de la sala, imaginaba sus miradas libinidosas, sus pensamientos asquerosos de los pocos pero bien enterados asistentes, ¡No sabes lo que me hiciste pasar! ¿Y si me hubiera ocurrido algo? ¡Salí corriendo!... y todo para qué, para no encontrarte… luego regresas y todos estos días jugando a que no pasa nada, a que vives solo ¿o qué?
La verdad es que no supe que contestar, me referí básicamente a la idea de que no me encuentro en este lugar, pensé que sería diferente cambiar de país, de personas, de clima, todo diferente para que pudiera sentirme feliz, pero no es así, el vacío es siempre el mismo haga calor o frío, hables español o portugués, me desesperaba por no entender el idioma por más que me digas que es muy fácil, cuantas veces he escuchado que todo es fácil, desde siempre, “juanito hace bien fácil las multiplicaciones”, “Sr. nobody hizo una gran fortuna bien fácil”, y así, las personas parecen echarte en la cara las cosas cuando resuelven algo a la primera, cuando hacer de comer es fácil, embriagarse es fácil, follarse a una mujer es fácil, obtener un trabajo es fácil, caerle bien a tu jefe es fácil, por supuesto obtener un asenso es fácil, enamorarse es fácil, todo, todo, menos volarse la cabeza, ¿Por qué no lo hacen para demostrármelo? ¡Malditos videntes de dos pesos!
Oyuki me dijo que tenía que hacer algo con mi tiempo, eso de estar rondando por las calles sin ninguna dirección o propósito solo hace que piense en cosas raras, me puso el ejemplo de los que se jubilan a muy temprana edad y que después no encuentran que hacer con sus vidas, entonces lo conveniente es que busque un trabajo, ella misma propuso que en la siguiente semana me ayudará a darme opciones, a mi me parece un tanto imposible por lo mismo que llevo diciendo del habla, además no me emociona buscar un trabajo como tal, por eso es que busqué aquello de andar en las exposiciones, de vender mis cuadros, no digo que sea fácil, pero para mi es mejor que ir todos los días a un lugar y hacer algo estúpido a cambio de unos billetes, parece denigrante el asunto; lo peor es que ella lo sabe, no sé porque me lo propone así, pero es mejor no decir nada por el momento, a quedarme callado.
Ahora, bien puede ser que por toda la tensión generada no nos percatamos de lo esencial, que en ese momento estábamos finalmente a solas en el departamento desde que llegamos a Lisboa, por lo que al notarlo la reacción fue inmediatamente la misma, nos lanzamos a la habitación de Oyuki, dentro de un remolino acalorado, apresurado, cualquiera pensaría que al tener tiempo de sobra para nuestros forcejeos todo se daría con calma, pero no, tanta energía contenida deseaba ser liberada de la manera más profusa, fuerza provoca fuerza, que sensación de enorme fortaleza me daba el arrancar de pronto su blusa, los pechos tan apretados dentro del sostén gritaban “tómame”, estamos aquí para ti, solo hoy, no te demores, apúrate, apriétame, muérdeme… ella pasaba sus manos sobre mi espalda desnuda, sentía sus uñas largas deslizándose de un lado para otro, ir al cuello, volver a bajar…no espere más y me deshice de mi pantalón, casi a la par busqué quitarle la falda larga que Oyuki desplegaba, ahí fue donde todo empezó a cambiar, ella llevaba puesta unas mallas de pescador que le cubría completamente todas las piernas, la sensación al tacto era impresionante, como cada dedo se deleitaba con los surcos generados por cada cuadro, cada hilo de la malla, la piel tan ricamente sobresaliendo de cada espacio, sus piernas eran un delirio, en ese momento deseaba haber tenido más brazos, más manos, más maneras de alcanzar más sitios a la vez; mientras mis manos hacían de las suyas ella se quito el sostén y no espere más para morder sus pezones, esta vez no jugué con ellos, esta vez no era momento para ir con calma, era todo de una vez, me gustaba la sensación de tenerlos a mi merced, de jalarlos, morderlos de la orillita, empujarlos de vuelta con la lengua… escuchaba al instante un sonido, no podía estar seguro de que era, casi podía asegurar que fue un gemido de ella, la fuerza que yo llevaba en mi interior era enorme, ella también estaba entregándose completamente… con una mano alcancé su seno izquierdo mientras que con la otra mano libre me fui directamente a las nalgas, la textura de rombos me llevaba a esa zona tan hermosa al tacto, tan dura que se sentía al estar en ese contenedor, para mi sorpresa me daba cuenta que seguramente ella traía puesta una tanga, ya que completamente iba de un lado a otro sin sentir tela alguna detrás de la malla, ella subió la pierna para enredarla un poco en la mía, entonces nos seguíamos besando, y así, sin ninguna delicadeza, llevé directamente mi mano a su pequeño rincón, y ahí precisamente me lleve una gran sorpresa que nos encendió a los dos a un nivel mayor, Oyuki no llevaba tanga, porque en realidad no había otra cosa bajo la malla que su hermosa piel… nuevamente el sonido… no logré captarlo del todo…seguro volvió a gemir, se estremeció en cuanto sentí su mata, su sábila… estaba muy húmeda, ahora todo su cuerpo se bañaba en sudor…ella me quitaba el boxer de encima para apretar con su mano mi armamento, nuevamente gemía, eso me excitaba mayúsculamente, sentía que en cualquier momento podía perder el control, todo era demasiado intenso, demasiado rápido, de momento la besaba en los labios, al siguiente me acababa su cuello, le mordía el hombro, mis manos podían pasar de un lado a otro, de la cintura, la espalda, un seno, una nalga, la mata saliendo de entre las rendijas, ¡¡¡cielos!!! hasta los jalaba, encontraba un cierto placer sádico en hacerlo así, algunos de ellos yacían completamente húmedos, con mis dedos intentaba ir a la fuente de toda esa sábila, pero la malla me impedía hacerlo, Oyuki intento quitárselas, yo le pedí que esperara, tenía otra idea. En esa habitación había un juego de costura o algo por el estilo, rápidamente eche un ojo para encontrar una tijeras, ella se quedo viendo como me hincaba a sus pies con el instrumento para cortar esas rendijitas, para liberar aquello que se encontraba cautivo, la verdad me puse un poco nervioso, a pesar de contar con la luz que permitían pasar las cortinas me tembló un poco la mano, ella prefirió ayudarme un poco, hizo los cortes, botamos las tijeras y mis dedos entraron como en mantequilla por aquél pequeño horno… nos acostamos en la cama, ella quedaba debajo de mi con las piernas abiertas, nos seguíamos besando, yo acariciándola, ella me apretaba una nalga, de pronto iba más abajo y me jalaba las pelotas, parecía que deseaba jugar con ellas en sus manos…un nuevo frenesí llego como oleada, más gemidos, más juegos con las mallas, ahora que ella estaba recostada la recorrí con mis labios, con la lengua, al llegar a sus piernas deseaba arrancar los surcos a mordidas, de verdad lo intente pero era imposible, estaban muy apretadas, así que de inmediato pensé en el único lugar donde la puerta fue abierta, directo al pequeño rincón, intenté abrirme paso con mi lengua pero era un tanto complicado por la posición en que nos encontramos, Oyuki parecía tener descargas eléctricas, se notaba que le encantaba aquello y a mi me provocaba más fuerza, más entusiasmo, nos giramos en la cama, ahora ella quedaba arriba de mi, esto estaba mucho mejor así, la gravedad hacía que ella quedará justo en mi boca, mientras sentía sus gloriosas nalgas cerca de mi rostro, mis manos estaban completamente libres para sentir aquellas mallas, volver a recorrer cada rumbo, para usar la punta de mis dedos, para apretarla mientras mi lengua era como un helicóptero que no dejaba de dar vueltas y que mientras más entraba a ese pequeño horno suyo, más nos elevábamos de la tierra… otra vez el ruido del principio, era muy silencioso, como un sonido cauteloso… volvía a estar seguro que era un gemido más… mientras tanto ella tomaba mi palanca entre sus manos, parecía que Oyuki jugaba a que iba en un auto a toda velocidad, pero no iba en una simple recta, podía ser una carretera llena de curvas, metía los cambios una y otra vez, manejaba en los Alpes…me apretaba las bolas de vez en cuando, me encendía más y de vez en vez ella aplicaba fuerza de más, hacía que me doliera, pero no era algo que me molestará, era algo así como un dolor con placer, mientras más arreciará ella con las manos, más lo haría yo con mi lengua, ese era el juego… hasta que súbitamente las sensaciones cambiaron, lo que sentía era más sutil… me di cuenta que ambas manos de Oyuki posaban en mis piernas mientras yo sentía un completo placer… continuaba el juego…cada quien seguía la velocidad del otro, de pronto el sonido otra vez…ahora pensé que lo imaginé, porque ¿cómo podría gemir mientras me acariciaba de esa manera?... si es mi mente…ella comenzó a sacudirse vertiginosamente, se levanto un poco y ahora si escuchaba su voz “más rápido”, decía, mientras ella se agarraba de mí como si estuviera en el rodeo, tiraba una y otra vez, en ocasiones era tan fuerte que nuevamente sentía esa mezcla de dolor-placer…el ruido nuevamente…¿de verdad gime?... ella seguía tirando de mí…otra vez… ¿gimió?... ahora bruscamente sus piernas se convierten en una especie de tenazas que por poco atrapan a mi cabeza, después de tanto juguetear con mi lengua, de sentir y absorber su miel, de sentir como aquello eran unos delicados pétalos en mi boca, vino el relampagueo final en todo su cuerpo… se arrojo hacía un lado de mi, se coloco al costado de la cama, para ese momento nos bañábamos en sudor…respirando agitadamente como después de correr un maratón, pero ¡vaya maratón!.. ahora comenzaba a pensar poco a poco, ya que mis sentidos, mis ansías, mi hambre de su carne comenzaba a entrar en reposo había algo que no entendía del todo, ¿porqué con el frío que hace afuera Oyuki no llevaba puesta una tanga o lo que fuera? ¿Porqué traía las mallas de pesacador?... entonces todo comenzó a aparecer por partes… ella ya sabía que los Lopes saldrían, que nos quedaríamos solos… algo parecido a un dolor en el estómago se dio en ese momento, ahora el sudor que exhalaba era frío, entendía completamente, las mallas eran algo simbólico, al comprender lo siguiente un vacío en el estómago sentí, el ruido que comencé a escuchar desde el principio como algo sigiloso y que aparecía cada vez que subimos de nivel, de intensidad, no fue en realidad que Oyuki gimiera, era que se deslizaba poco a poco la trampa, en ese momento cayó la jaula por completo, ella me abrasaba y al oído me decía “verdad que vas a buscar trabajo”.
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