martes, 10 de marzo de 2009

soltando amarras

Y como era de esperarse, arriba del avión no pasaba nada por mi mente para poder iniciar una conversación, el optimismo anterior se convertía exclusivamente en un arrebato momentáneo de lo que siempre he sido.

Las azafatas ya habían dado las indicaciones pertinentes, el capitán daba la orden de apagar cualquier aparato electrónico, celular o cosa que interfiriera con el despegue, mientras tanto a mis espaldas se escuchaba una voz chirriante, estridente, de esas que te rompen las pelotas, ni siquiera tenía que voltear la cabeza para ver su rostro, como fuera, como quiera que sea, que se calle por favor, que apague de una maldita vez su móvil, ¡no acaba de escuchar al capitán!, ¡Maldita zorra, no quiero morir aún a causa de tu estupidez!.
Bueno, es cierto que dentro de mis destinos probables este el de fallecer por una congestión alcohólica provocada por un desamor, pero este caso es distinto, comienzo a desesperar, a sentirme cada vez en la otra orilla, en aquella donde no mido lo que digo, donde afilo bastante bien el aguijón para que en una sola estocada el veneno cumpla su propósito, si, puedo hacerlo, pero me contengo por el hecho de estar junto a Oyuki, vamos Erich, has salido de peores que esta, vamos intenta pensar en otra cosa…

Vuelvo a escuchar esa horrible voz que no cuelga el teléfono, que repite una y otra vez que ya va a colgar pero no lo hace, ninguno de los idiotas que están a sus costados le dicen nada, únicamente risas, me enferma esta situación, ¿en que nos hemos convertido los hombres? ¡pinche nombre que da risa! –hombres- ja ja, somos unos malditos cobardes que simplemente remamos para donde nos conviene, los dos animales antes mencionados han de desear fervorosamente follarse a esta tipa, ¿y que hacen?, solapar esas actitudes, hay que pensar en lo que nos hemos convertido.

Ojala le arrancara el aparatejo de la mano para metérselo por el culo… no, mejor que esos orangutanes se lo metan por la raja, eso podría ser una solución aceptable, que se masturbe con el vibrador del celular frente a todos nosotros, pasando al frente como las azafatas, sin pudor alguno abriéndose de piernas ante los ojos atónitos de todos, distintas reacciones desataría, los que desde su lugar congelados observarían sin mover un solo músculo, niños inquietos sin saber que pasa, los que lloran porque se sienten violentados por el suceso, quienes preguntan más y les responden menos, algunos se levantan del asiento intentando terminar con el show, otros para impedir esto último, unos mas intentando abordarla comienzan a quitarse el pantalón para sacar ese enorme miembro rígido, otros más pelean por ser el primero en llegar con ella, los puños saltan antes que las palabras, una pareja corre al baño porque únicamente necesitaban una chispa para darle a la jodienda, en aquél cuarto incómodo trataran de hacer lo suyo, unos más lo hacen en sus propios asientos, todos están tan ocupados que no se notara lo que sucede, ni siquiera se puede decir que sea una orgía completa, hay quienes no se tienen que quitar la ropa, no se pueden contener disparando su semen antes de tiempo, en otros casos duran 2 minutos o ya por mucho 3 minutos follando antes de que venga la descarga, y el problema es que es muy poco tiempo para que la mujer se venga, la frustración florece cuando uno cree que a tantos pies de altura nada crece por aquí, es mejor optar por la masturbación o la botella, y no porque se vayan a meter esta última, sino para embriagarse, porque cuando fluye el alcohol lavamos culpas, es el momento para mentirnos sin saber que lo hacemos, decir que las cosas no podían ser de otro modo, ya que cada una de las circunstancias nos han traído a este punto, no hay más que esto… siento una erección por pensar en gemidos, semen, la raja al aire, la mano apretando su propio seno; ahora la voz ya no se escucha, me preocupa que Oyuki se de cuenta de lo que crece en mi pierna, vaya manera de empezar todo esto, preocupado por no decir incoherencias, por no aburrirla y faltaba más, notando lo de mi pequeño gran problema pensaría que ando medio enfermo de mi cabeza, podría dudar acerca de quien es la persona que la acompaña a cruzar el Atlántico, en cuanto apaguen las luces que indican los cinturones de seguridad, cuando pueda librarme de estas amarras, iré corriendo al baño a liberar algo de presión, tendrá que ser así.

No hay comentarios: