Uno pensaría que se puede acostumbrar a esto, pero no es así, primero viene la sensación de que algo no anda bien, la cabeza que no miente, la nausea interna, lo inevitable se acerca sin mucho pesimismo, se acepta como tributo, como pago a la faena realizada, simplemente será una ocasión más en la larga lista que alguna vez me importo en contar el número de episodios, ahora la memoria ya no alcanza.
A pesar de ser algo conocido, lo de menos es el momento de hincarse, eso ya es muy normal, hasta casi automático, el cuerpo de inmediato le avisa a los demás sentidos que es momento de evacuar, lo primero sale sin problema aparente, hasta parece fácil… hasta que llegan los siguientes episodios, cuando el estómago intenta evacuar y no existe el entendimiento adecuado, pareciera que algo en la garganta esta por explotar, falta poco para decir que se trata de una convulsión, la cerveza, la poca comida sale disparada hacia la taza, hacia la pared, mi camisa, mi cara se encuentra invadida por todo esto; el tope, el nivel máximo a esto llega entre episodio y episodio, es cuando se denota toda la energía invertida, mal gastada, esa idea de morir pasa por mi mente, como es obvio nunca he transitado por ahí, pero imagino que puede ser algo como esto, deseo desfallecer, que termine rápido.
Cada vez que me siento como esta noche pienso que definitivamente no será la última vez que sucede, sí acaso descansare un poco, pero la misma fuerza diaria me empujara a esto nuevamente, aunque no sé si decir “nuevamente” o “acostumbradamente” a vomitar y vomitar como tantas ocasiones, desearía hacer algo para poder seguir bebiendo, para no caer tan rápido; aquí es donde pienso en buscar el día de mañana a Oyuki, tenemos que ir a comprar mas hierba, esa puede ser una idea “naturista”, ja ja, puedo reírme un poco de eso mientras la cabeza esta por explotar, mientras pienso que debería de quedarme a dormir en el excusado, a final de cuentas es mi departamento, nadie puede reclamar como la ocasión en que dormí en el baño del porteño, esa vez si hubo toquidos en la puerta, me sacaron arrastrando de los pies, aquí no habría nada de eso, salvo algo de frío por el piso, estoy algo débil para pensar en ir a buscar algo, pero ¿qué? Una toalla, una jerga, ¿en qué me duermo?
En fin, pienso que de verdad debo buscar a Oyuki, esto esta muy mal, debe de mejorar, hay quienes se preguntan porque no ha crecido más mi barriga después de tanta tomadera, pues imagino que se deberá a esto, lo poco que como sale disparado horas después; con la hierba en cambio, la cosa es al revés, hay que comer porque el hambre es invasiva, atroz, no se puede pensar en otra cosa mientras tengas hambre, y la verdad es que se come muy bien, se disfruta lo que sea después de un buen churro, como la vez en que no teníamos dinero, Gastón entro a la tienda para distraer al empleado, mientras Oyuki y yo metíamos a puños comida para perro del costal que tenía sobre la calle, Gastón hacía como que buscaba una dirección, se hacía el loco, no entendía lo que decía para darnos mas tiempo, para llenar la bolsa y comer aquello como si se tratara de una suculenta comida, o ya de menos como una bolsa de palomitas del cinema. Ahora cuando lo platicamos, nos da un poco de asco recordarlo, imaginar que le entramos a croquetas para perro, habrá que reírse un poco de ello… pero el caso es que tengo que volver a comer antes de que pase algo, sigo teniendo un trauma en mi cabeza con lo relacionado a ir a un hospital de nueva cuenta, cada vez que estoy en esto lo vuelvo a pensar, creo en ir a ver al doctor una vez que mejore, pero que le diré cuando me pregunte:
-“¿Cuál es su problema?”
- “Que ya no puedo beber como antes, no aguanto igual”
No sé si va a reírse o a mentarme la madre, es mejor no moverle por ahí
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