“Ya deja de escuchar a los Smiths”, esas fueron sus palabras antes de salir de casa, lo interprete más que como un hartazgo, una manera de que ella culpará a alguien por mis acometidas depresivas.
No creo que haya culpables externos en esto, no porque toque discos “alegres” mi estado de ánimo mejore, no es por la música, y de hecho yo me mantengo sin la respuesta a lo que tenga que ser para que mañana o al siguiente instante todo mejore, esa palabra de –mejorar- es como una ilusión.
Me encuentro en esta mesa de juego que se ha convertido en mi compañera desde hace dos años aproximadamente, ambos sabemos que hay lapsos donde me alejo un poco, pero como las buenas amistades, uno puede volver sin que haya reclamos o preguntas de donde me he metido todo este tiempo.
Todas las ideas de sentirme tan vacío por dentro, de que todo mi interior se puede ir a la basura porque cada vez se descompone más, se agria como la leche, esos pensamientos siempre están afuera pero nadie los toma, nadie los lleva y por ello se echan a perder, todo eso me revuelve un poco la cabeza, hubo un tiempo donde a ciertas mujeres en particular les parecí interesante, les gustaba que les platicara cosas, que las envolviera con historias, que si bien nunca fueron dignas de escribir, o tan grandes como para ganar premios, lo mas significativo es que eran escuchadas.
Por eso es que vuelvo a esta mesa, no puedo expresar todo lo que hay, pero al menos aquí pueden tener sentido los números de mi cabeza, todas esas estadísticas que se van almacenando, que se apuntan en cualquier trozo de papel, como frases que sabemos que un día llegarás a utilizar, todo eso sirve para ver que las cosas pueden tener un significado, o por lo menos con analizar a los lanzadores y bateadores se puede creer por un segundo que todos en esta habitación somos videntes, cuando solamente soy yo el que gana, siento que mis poderes se acrecentaran mucho más que cuando cruzaba la puerta de entrada, mi ego no cabe en esta mesa: sin embrago al momento de ser el único perdedor me insulto yo mismo, por creer que de alguna manera soy más inteligente de todos, ¿porqué tanta presunción?, en cambio cuando todos perdemos se crea una hermandad mas grande que cuando ocurre lo contrario, todos nos miramos, no se necesita decir nada para saber que apelamos a la lógica y que esta muchas veces no te respalda, como en la vida afuera de estas paredes, allá afuera ocurren las apuestas mas fuertes y donde no siempre se arriesga uno, porque ¿a qué te puedes aferrar? ¿en qué te puedes basar, sostener? ¿en tu corazón? ¿en tus instintos?, estos últimos solo se escuchan bien en los diálogos de una película promedio donde el protagonista es un gran jugador de poker, aquí no es así, nadie tiene un gramo de certeza o de valentía de cómo saldrán las cosas, esto solo es un escape, un respiro para todas las situaciones que no podemos controlar, para pensar que el hecho de ganar unos dólares sabiendo qué equipo va a ganar puede ser el inicio de algo más importante o simplemente lo único bueno que ha pasado en todo tu día, mañana ya se verá.
Claramente no tengo la idea de que siempre vaya a ganar, por lo contrario, siempre se puede perder, mañana podría ser la excepción.
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