lunes, 11 de mayo de 2009

simple thurth

nothing is new forever

With the lights turns off

Las luces se apagaron, de inmediato camine de puntitas hasta la habitación de Oyuki, mientras que en la sala de estar, donde supuestamente dormiría, hice un bulto con parte de mi ropa para simular que ahí me encontraba, se escucha muy trillado, que en la tv siempre se ven cosas así, pero si bien muchos las usan para contar sus historias es porque en realidad funciona.

Al entrar a la habitación sentí un poco de nervio de ser expulsado de ahí, que Oyuki saliera con alguna de esas veces en que “el buen comportamiento” la llamaba, eso era fastidioso, pero de vez en vez dejaba que sus instintos comandaran la situación. Ella se encontraba recostada, con el cuerpo y la cabeza girada hacía el lado contrario donde yo entré, por lo tanto seguí de puntitas hasta acercarme más, me recline cerca de su rostro para darle pequeños besos, de inmediato despertó y no hubo ningún dialogo, sabía porque estaba ahí, no existía la menor confusión a creer que lo que pasaba era un beso de las buenas noches, así que me hizo espacio a un lado de ella para entrar a esas cobijas que muy pronto estarían demás en esa cama.

Con Oyuki la manera de besar siempre era distinta, en ocasiones era prácticamente como si se dejará besar, reaccionaba dependiendo de los estímulos que recibía, en cambio otras eran las veces en que tomaba la iniciativa para buscarme de distintas maneras, y algo que siempre ha permanecido en mi memoria es la manera de besar de Maryna, con ella era todo pasión, un ataque y contraataque bastante divertido, nunca fue una competencia, pero la vivacidad de unos labios hacían que los del otro no se apagarán, era un fuego continuo, en fin este es otro de los secretos que se tendrán que omitir con Oyuki, a nadie le encantan las comparaciones.

En esta ocasión Oyuki cedía un poco el rumbo de las acciones, de besar su cuello me fui recorriendo un poco mas a su hombro, a darle una o dos pequeñas mordidas, mientras sigilosamente bajaba el tirante de su top blanco, ¡¡¡cielos!!! Cúanto me encantaba ese top, ahora no había mucha luz, pero en otras ocasiones, con mayor iluminación, le hacían un buen parecer a ese cuerpo que me hacía olvidar cualquier cosa mientras estuviera en el (bueno casi cualquier cosa) la manera en que sus senos parecían irradiar una fuerza de atracción muy fuerte, y por lo mismo del color del top, no solamente me exitaba contemplar el volumen de sus senos, sino se entredibujaban sus pezones, me encanta jugar con ellos primeramente por encima de la ropa, alargando el momento de quitar por completo el top, para que al hacerlo me vaya directamente hacia ellos, morderlos a pedacitos y al mismo tiempo curarlos, sobarlos, acariciarlos con mi lengua, y eso es justo lo que hago ahora, mientras Oyuki busca con la mano bajarme el pantalón, me acomodo un poco de lado para darle ese espacio necesario, una vez que encuentra la vía para hacerlo, jala muy fuerte la ropa para quitarme el pantalón junto con los boxers de una sola vez, por mi parte le quito el top por completo, quedo encima de ella, besándola, acariciando su cuerpo, mientras ella hace lo mismo, pasando su mano por mi espalda y de vez en vez baja a mi cadera para apretarme un poco esas pequeñas “mejillas” que se nos hacen ahí abajo.
Así continuamos durante un tiempo, sería muy presuncioso de mi parte decir que pasamos horas en aquello, pero no, seguramente fueron minutos, lo siguiente fue nos giramos para que ella quedara encima de mi, esta posición es de mis favoritas, ya que en el momento del cambio, sus bragas desaparecieron y ahora ambos nos sentíamos piel a piel, se monto encima de mi pene que se encontraba tan rígido como si fuera a estallar, comenzó a frotarse una y otra vez, mientras dejaba escapar algún gemido, pero rápidamente trataba de autocensurarse, ya que no deseaba despertar a nuestra pareja de portugueses que dormían en la habitación contigua a la nuestra, ja ja, pero todo esto hacía que a mi me diera mucha mas excitación de la ya existente.
Como explicaba, el que se encontrará on top of me, me dejaba las manos completamente libres para maniobrar, podía intentar sentarme un poco y con ello besarla , recorrer su cintura, la espalda, apretar sus muslos, sentir la hendidura entre los dos glúteos, o como se puede decir vulgarmente, pasar mis dedos por su raya, hacer manera de fricción, hacia arriba y hacia abajo, seguir así, recostarme para que ella volviera a cabalgar un poco, las manos nuevamente libres, ahora ya no eran tiernas y medidas caricias hacía sus senos, no, ahora los apretaba salvajemente, los abarcaba con las manos abiertas, apretando, sujetado, friccionando, ella abajo, yo sus senos.

Aunque ella sudaba copiosamente y mantenía todo en una temperatura ideal para continuar así, Oyuki se canso un poco de la posición, se volvió a recostar esta vez un poco de lado, para tratar de explicar un poco, echo el trasero para atrás como una invitación que yo gustosamente acepte, al acercarme hacia ella la sentía chorrear de sudor, y seguramente yo estaría igual, nuestras pieles pegajosas se encontraban una vez más, nos volvimos a girar, ahora los dos boca arriba, pero ahora ella se encontraba encima de mi, de igual manera disponía de mis dos manos para seguirla abatiendo, pero esta vez, Oyuki al tener los brazos hacía arriba le daban otra forma a sus senos, esta vez se expandían sobre ellos mismos, los agarraba con toda la mano, dándoles movimientos en círculos, bajaba un poco los dedos para llegar a su ombligo, el cual sudaba y sugería continuar hacía mas abajo, hubiera querido juguetear un poco con su entrepierna, pero no, me gano el éxtasis, me fui directamente a la mata de mas abajo, y bueno, allá no solamente escurría de sudor, estaba completamente exitada, con tanta humedad podría vivir una planta en aquella zona con toda seguridad, tal vez por esa razón cuando era niño había quienes llamaban a la vagina con el nombre de “la selva negra”. Cuando mis dedos entraron en contacto con esos otros labios, se deslizaron como con mantequilla, directamente encontraron una abertura por donde intentaban jugar a algo así como seguir un túnel, se encaminaban hasta encontrar un carrusel donde giraban varias veces para después correr afuera y dentro del túnel, fintar que se subían nuevamente con los caballitos, los jadeos de Oyuki, el que intentará morderme una oreja me hacían graduar la intensidad de los mismos, hasta que llego el punto en el que se estremeció con una enorme sacudida, cerrando las piernas e inmovilizando mis dedos, sabía lo que acababa de pasar, retire mis manos para abrazarla y quedarnos así durante un rato, hasta que el sudor comenzó a disiparse, ya entonces sentimos algo de frío, buscamos las cobijas y de manera casi inmediata nos quedamos dormidos.
Sin saber cuanto tiempo paso, Oyuki me despertó con un beso muy pequeño en la frente, para recordarme que era momento de irme a la sala, no fuera a ser que alguien saliera al baño y se dieran cuenta de lo que estaba pasando. Me levante de la cama cuando mas a gusto me sentía, pero no había otro remedio para este momento, para otro día habría que pensar que hacer para que esto no fuera un simple episodio, todas las noches tenían que ser de una manera distinta.

lunes, 4 de mayo de 2009

Esperando a que apaguen las luces

Siempre es malo adelantarse, y no por ello significa que el resultado es negativo, también cuando sale algo positivo, esto no se disfruta como se debería, tanta ansía, tanta expectación lleva a suponer sensaciones que cuando llegan a un nivel menor al que se imagino un sinsabor es la idea predominante...

Pues bien, la pareja de ancianos con los que vivimos resulto ser de la ultra-derecha, al ver que Oyuki y yo no tenemos un anillo de compromiso salieron con la trastada de que no podíamos dormir juntos, razón mas que suficiente para habernos largado, no importa de que nacionalidad sean, portugueses, españoles, chinos, árabes, argentinos, alemanes, holandeses, lo que sean, sí esto no es un convento, no fuimos a pedir posada a unas monjas; esto es lo último que hubiera esperado.

Yo hice una de mis rabietas acostumbradas, poner cara de pocos amigos, maldecir a mis anchas, sin importar que me entiendan o no al hablar en español, de verdad que era para irse azotando la puerta, haciendo el gran escándalo al bajar las escaleras para que los vecinos asomaran las narices y ver que pasaba, posiblemente no entenderían nada, pero los señores “bien portados” quedarían en ridículo.

Pero no, aquí las decisiones no las tomo, Oyuki me menciono nuevamente la ganga que hacen aquí con el precio de la habitación, que es un barrio respetable, que le queda cerca la Universidad, y que empezar tan pronto con cosas fuera del plan no es buen augurio, a ella también le molesta el asunto, pero con el tiempo nos podemos cambiar de una manera mas planeada, no tan así, de estar con las maletas en la calle, enojados y sin saber bien a donde dirigirnos. Poniendo de esa manera las cosas, yo no tenía mucho para pelear, sobre todo si pienso que soy un invitado, un colado en todo esto, aunque hay una voz en mi interior que me dice que no viaje tantas malditas horas en un avión pensando en alzar una nueva vida, en alejarme de todas las cosas podridas para esto, es como pasarte por encima, cómo te pueden juzgar o emitir condiciones, es algo ilógico eso de no dormir juntos, no entiendo una pizca de lo que se habla en la habitación, el Sr, Filipe habla con Oyuki, de vez en vez voltea a verme como si siguiera la conversación, pero esto es inútil, tal vez se me empieza a bajar el enojo al darme cuenta que en verdad me siento un poco indefenso con las limitantes del habla, hace unos minutos me veía afuera, ahora recuerdo el intenso frío que nos recibió, de verdad es una locura salir de aquí, habrá que acostumbrarse, no existe la libertad por completo, carecía de ella en casa, acá o en otro país siempre surgirá otra cosa, en sí el problema en concreto es con el mundo en general, y el pensamiento depresivo que me derrota finalmente es que no hay manera de escapar de el.

Adelante pues…

La idea es que dormiré en el sofá de la sala, como el invitado permanente, como el borracho que desiste en irse a casa y termina acomodándose en el rincón, así pero diario, sigo enojado, pienso en desquitarme de alguna manera, en hacer algo más que darles la razón completamente, creo que les daré la vuelta una vez que hayan apagado las luces.