martes, 29 de septiembre de 2009

nuevamente con frío

Parece coincidencia escribir cuando hace frío, aquí en Lisboa los meses de calor han pasado, al menos para mi es así, tengo que estar abrigado cuando la mayoría de las personas están demasiado ligeras

Esto de escribir puede parecer de lo mas natural, pero siempre es distinto cuando uno se enfrenta al blanco de la computadora y poco a poco se empieza a llenar con estos caracteres, se puede decir que ensuciamos un poco el panorama, también pienso en lo recorrido durante estos últimos meses, donde en muchos de esos días pienso en sentarme a escribir, sin embargo el desgano o la depresión habitual en la que mi persona suele sumergirse no cesa, entonces sigo sin hacer nada de mi vida, incluyendo el no escribir.

En términos generales, sigo viviendo con Oyuki, bueno en realidad estamos en la casa de los Gomes, me gustaría que pudiéramos mudarnos a algún sitio nosotros dos solos, no quedarnos en esto, modificar las rutinas ya establecidas, puede ser que únicamente para generar otras rutinas nuevas, pero nadie sabe cuánto tiempo llevará en que lo nuevo se vuelva viejo, así que mientras esa ventana permanezca abierta puede haber algo distinto, no me atrevo a decir que seré feliz, únicamente levantarme y saber que mi día no esta escrito de la misma manera que ayer, o confundir los días, el lunes pasado fue tan igual al lunes de hace una semana, o al de hace tres semanas, quiero pensar que el siguiente estará fuera de toda imaginación, de todo mapa; pero nada de eso se logrará de no salir de este apartamento.

De entre las incógnitas que tengo en mi cabeza es saber la razón de que Oyuki me mantenga en su vida, puede desesperarse en varias ocasiones porque no hago nada, no me animo mucho a salir de aquí, el portugués no me parece fácil, es más, me ha ido mejor con el inglés, es la mejor manera de comunicarme con algunas personas del exterior.
Hace dos meses Oyuki fue con unos amigos suyos de la maestría al centro en busca de unos libros, entonces tropezó con una edición no muy convencional de “Viaje al final de la noche” de Céline, digo que no es muy convencional porque esta en inglés, consiguió un buen precio por el y aquí lo tengo. El libro ayudo a que mi mente empiece a procesar en esa sintonía, es por ello, que para subir a un camión, preguntar el precio de algo, una dirección, una botella, una mujer, todo ello lo haga en inglés.

Por ahora espero a que otra ventana se abra, el momento donde Filipe y Nadie salgan a dar su paseo diario, mientras regresa Oyuki de sus clases y podamos tener este espacio para nosotros, no es lo mejor, pero es algo.
En un inicio me excitaba aquello de estar dándole al asunto en el medio de la sala, en el baño o hasta en la recamara de ellos (más que en la nuestra), pero ahora siempre es andar a las prisas, pensar en no demorar el asunto porque en cualquier momento se escuchan las llaves abriendo la puerta de la entrada y a pretender que nada sucede… y esta es otra de las razones porque me agradaría que nos mudáramos a parte, que tal que quiero andar en la sala en pelotas, muchos hombres soñamos con eso y ya viene siendo hora de que pueda realizarlo.

Y mientras llega mi momento de bolas al aire, estaré aquí acostado leyendo a Céline, esperando a Oyuki para que de menos haya un faje mientras el apartamento esta solo, pero hay algo amargo en todo esto, empiezo a suponer que nada será así.